sábado, 4 de octubre de 2014

Una mirada a las campañas

Por Alfonso Baella Herrera

 
Llega a su fin una de las campañas más interesantes en la historia de la política peruana. Deja algunas lecciones para el ganador, pero muchas más a partir de los 12 perdedores.

Castañeda entendió el tablero político que se le presentó. Dos han sido los eventos fundamentales. El primero fue el lanzamiento de Villarán al ruedo, que sin lograr polarizar hizo algo realmente extraordinario para él: lo convirtió en el receptor del 70% del antivoto de la alcaldesa. Ella dirigió hacia él su campaña y lo solidificó. El segundo fue la resolución que lo pretendió sacar de la carrera. Luego se pueden considerar el gesto marchando hacia el JNE, los videos caseros en su Facebook, la administración de su silencio y los spots que recuerdan sus obras.

Villarán equivocó la lectura política. Creyó que podía repetir el mismo esquema de la revocatoria. Calcó lo que hizo en marzo del 2013, pero con un grave error: interpretó la revocatoria como un triunfo electoral y político, cuando fue un mensaje contundente pero, sobre todo, indulgente, porque el electorado le perdonó la vida solo a ella. Equivocadamente, pensó que la confrontación –y por eso el “Susana sí se atreve”– le serviría otra vez, pero erró. Lo demás ha sido contradictorio. Habló de reforma del transporte con un Corredor Azul totalmente improvisado. Pidió a la madre de Ivo Dutra que testimonie contra Orión cuando ella firmó el ingreso a Lima de los transportistas del Callao. Puso las manos al fuego por quienes ahora están no solo investigados sino denunciados penalmente por escándalos en la Caja Metropolitana, Relima en Santa Anita, etc.

Salvador Heresi apareció y desapareció, decepcionando a lo grande. El candidato con mayor experiencia y primero en el partidor se pasó bailando y fue patético con sus siete páginas de plan de gobierno]; rehuyó el debate que le pidió Altuve y clamó ayuda a Alex Koury, quien le dio el abrazo del oso para sepultarlo. Sin reflejos, terminó casi abandonado por su jefe, PPK.

Cornejo y Altuve han sido los verdaderos ganadores y animadores; aprovecharon sus momentos estelares frente a Castañeda y Villarán, respectivamente. Ambos han hecho las mejores campañas en propuestas y han mostrado carácter, debatiendo entre ellos y revalorando la política. Los demás han sido discretos. Al final, la política ha ocupado el lugar primordial que le corresponde. Termina la municipal y comienza la presidencial; la lectura del escenario 2016 será determinante.