Por Carlos García (Hamburg)
Una de las más curiosas publicaciones tempranas de
Borges en el extranjero, es la aparición de su breve texto “Leyenda policial”
en Boletín Titikaka 9, Puno (Perú),
mayo de 1927, 41-42.[1]
El texto había aparecido originalmente en el
periódico Martín Fierro 38, Buenos
Aires, 26 de febrero de 1927, con una dedicatoria a Sergio Piñero, que el Boletín no reprodujo.
¿Qué relación habría tenido Borges por esas fechas
con Puno?
Probablemente ninguna, a pesar de que en Buenos
Aires mantenía trato, aunque conflictivo, con el peruano Alberto Hidalgo
(radicado en la ciudad desde 1919) y con algunos poetas que pasaban por la
capital argentina, como Mario Chabes en 1926.[2]
Nada habla en favor de que Borges remitiera personalmente
ese texto al Boletín Titikaka.
Por el contrario, un indicio permite conjeturar
cómo se dieron las cosas:
En el número 7 del Boletín, aparecido en marzo de 1927, se nos relata en una peculiar
prosa (p. 38; mantengo la grafía original):
martin fierro
hay tanto espectáculo formidable en este panorama que es “martín fierro” periódico quincenal de arte y crítica escrito con puntos y comas sintaxis irreprochable y suficiente peso mental para que el tozudo hereje no se goce señalando la ignorancia escolar como signo del arte nuevo la cabriola y el visaje como sus realizaciones-“martin fierro” representa por hoy periodísticamente en américa el ensayo más conspícuo hacia una estética americana-argentina a través de él no es el pueblo híbrido ni la burra machorra-argentina es el país autóctono cuyos hombres “sienten” la necesidad de expresar la nueva sensibilidad de un mundo desnudo de enmohecidas tradiciones y que sólo recuerda cómo el feto el tibio hedor de la entraña materna-no es una revista de vacua y periodística erudición-es un bravío campo de labor donde se puede apreciar la actividad auténtica y la propia producción de tantos espíritus singulares maravilla de la raza-tres números llegaron a nosotros 36 37 y 38.
A pesar de que el Boletín ya había traído en su primer número, de agosto de 1926, una
carta de Oliverio Girondo a Alejandro Peralta agradeciendo el envío del
poemario Ande,[3] y sendas
reseñas de libros de Alberto Hidalgo en el número de enero de 1927 (p. 29),
incluído el Índice de la Nueva Poesía
Americana, con prólogo de Borges y de Vicente Huidobro,[4] la
revista no había vuelto aún su mirada a Argentina; sí, en cambio y a menudo, a
Chile, a México y a Uruguay.
Ello cambia tras el acuse de recibo de Martín Fierro arriba reproducido. El
texto de Borges es el primero de esa nueva serie. También el segundo aporte
argentino será suyo: el poema “La noche de San Juan” (publicado originalmente
en Proa 1, agosto de 1922 y luego en Fervor
de Buenos Aires), en el número de mayo de 1927.
Todo sugiere que el Boletín recibió los ejemplares de Martín Fierro a través de su director y gerente, Evar Méndez.
Como para confirmar ese aserto, se reproduce en el Boletín, en la entrega de julio de
1927, un texto de Evar Méndez, titulado “Música prohibida” (p. 54),
procedente de su libro El jardín secreto.
Buenos Aires: Babel, 1923, 91.
En el número de octubre se da cuenta de la muerte
de Ricardo Güiraldes (p. 64), en una breve nota firmada “G. Ch.”, es decir,
“Gamaliel Churata”, seudónimo de Arturo Peralta Miranda (1897-1969), novelista y
poeta peruano.
Poco
más tarde, en diciembre de 1927 (p. 74) se reseña positivamente la aparición de
La musa de la mala pata, de Nicolás
Olivari. En abril de 1928 (p. 87), se comenta fervorosamente Aquellarre, de E. González Lanuza
(“artista mayor gonzález lanuza verticaliza el grito de avanza-da”). Todos esos
autores pertenecen al movimiento martinfierrista.
En
los números de mayo y julio de 1928 se acusa recibo y se comentan brevemente
las revistas argentinas Orientación
(de José Eugenio Compiani) y La Gaceta
del Sábado (de Sandro Piantanida y R. Palmieri).
En
el número 24 del Boletín, aparecido
en agosto de 1928, se recoge al final un texto titulado “Creo”, de Sixto
Martelli.
Con
él se cierra la primera etapa del Boletín,
que reaparecerá en tamaño tabloid a
partir de diciembre de 1928.
Hay
allí algunas colaboraciones de autores argentinos, sin relieve vanguardista: “Elogio
de la mujer”, de Martelli, en el número 29, de abril de 1929. Los poemas
“Jesús”, de Guillermo Buitrago y “Poema de las tardes que quedaron en el
recuerdo”, firmado apenas “M. C.”, en el número 33, de agosto de 1929.
Se
hallan también breves comentarios sobre revistas argentinas, mayormente de
Buenos Aires: sobre Ahora, de
Rosario, y Tribuna del Magisterio (Boletín 25, diciembre de 1928); sobre el
número 7 de Cartel, sobre Renovación y La Gaceta del Sur (Boletín
26, enero de 1929); sobre Pulso, de
Hidalgo (Boletín 27, febrero de
1929); sobre Áurea, de Martelli (Boletín 28, marzo de 1929); sobre Nativa, de Julio Díaz Usandivaras, y Síntesis, de Martín Noel (Boletín 34, agosto de 1929).
Mención
especial merece la reseña del libro de César Alfredo Miró Quesada, Cantos del arado y de las hélices: el
autor es peruano, pero el libro fue publicado por la Sociedad de Publicaciones
El Inca, con la cual estaba asociado Alberto Hidalgo a través de Roberto A.
Ortelli.[5]
De
todo lo dicho puede extraerse la siguiente conclusión: descontando las
revistas, con las que parece haber surgido un canje autónomo, todos los textos
de y sobre autores argentinos aparecidos en el Boletín Titikaka están relacionados directa o indirectamente con Martín Fierro (es decir, con Evar
Méndez)[6]
y con Alberto Hidalgo.
No
vale la contraria: hasta donde alcanzo a ver, no se menciona al Boletín Titikaka en Martín Fierro.
(Hamburg, 7-VIII-2014)
.....
[1]
Reedición facsimilar del Boletín, a
cargo de Dante Callo Cuno: Arequipa: Centro de Artes Gráficas / EUNSA, 2004.
Todas las citas refieren a las páginas de esta edición. El índice de
contribuciones al Boletín aparece en Cynthia
Vich: Indigenismo de vanguardia en el
Perú. Un estudio sobre el “Boletín
Titikaka”. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2000, 250ss.
[2]
Véanse mis trabajos “Mario Chabes y Macedonio” y “Bibliografía de y sobre Mario
Chabes”: [www.alvarosarco.blogspot.com], Lima, 26-IX-2010.
[3] Peralta repartió su libro a muchos autores, tanto de Perú
como del extranjero; lo remitió, por ejemplo, también a Ramón Gomez de la Serna
en Madrid. Véase mi trabajo “Ramón y Alejandro Peralta (1926): una sorprendente
relación y una carta desconocida de Ramón”: BoletínRAMÓN
11, Madrid, diciembre de 2005, 72 (la carta aludida procede igualmente del Boletín Titikaka).
[4] Véase mi trabajo “El Índice
de Hidalgo (1926)”: Alberto Hidalgo: España
no existe (1921). Edición de Carlos García. Madrid / Frankfurt am Main: Iberoamericana
/ Vervuert, 2007, 151-183.
[5] Véase mi ensayo “Hidalgo y Roberto A. Ortelli: amistad y negocios
(1925-1929)”, en Álvaro Sarco, editor: Alberto
Hidalgo. El genio del desprecio. Materiales para su estudio. Lima: Talleres
tipográficos, 2006, 283-292.
[6]
Sobre Méndez, véanse mis trabajos “Evar Méndez y el final de Martín Fierro: leyendas y verdades":
Esperando a Godot 6, Buenos Aires,
agosto de 2005, y Antologías y meridianos. Guillermo de Torre y Evar Méndez (1925-1929). Madrid: Del Centro Editor, 2013. Con Martín Greco
preparé una monografía titulada La
ardiente aventura. Cartas y
documentos inéditos (1907-1955) de Evar Méndez, director del periódico “Martín
Fierro” (en prensa).