miércoles, 9 de julio de 2014

Borges y Vicente Huidobro (1922). Un pequeño enigma descifrado

Carlos García (Hamburg)


La relación entre el joven Borges y el poeta creacionista chileno Vicente Hui­dobro merece un ensayo de conjunto, que abarque desde 1919-1920 hasta fines de los años 40. 

Planeo escribir ese ensayo en otra opor­tu­nidad; en esta ocasión sólo deseo aclarar un punto menor, pero que ha ocupa­do mi curiosidad des­de hace unos años.

En carta a Jacobo Sureda, del 25 de julio de 1922, Borges dice:[1]
En Ultra he sabido que me publicaron un artículo mío con­tra Huido­bro, mas no he recibido aún el número.
El primero en dar a conocer esa carta, el investigador peruano radicado en Mallorca, Carlos Meneses, anota:[2]
Apareció en uno de los últimos números de Ultra.
Por la época en que Meneses escribía, no se disponía aún de la reedi­ción facsimilar de Ultra (que apareció en 1993); hojéandola hoy, se puede comprobar que el ar­tí­culo de Borges no figura allí. 

(En el número 20 de la revista, muy anterior al que ahora nos ocupa, hay un texto sobre Hui­dobro, de carácter positivo y solidario, pero no aduce firma alguna y nada habla en favor de que sea de Borges. Conjeturo que es obra de Hum­berto Rivas y / o de José Ri­vas Panedas)

Aunque ignoro el paradero del texto de Borges, presumo que estaba rela­cionado con la querella mantenida, por esas fechas, entre Huidobro y Guillermo de Torre acerca de la originalidad del primero.[3]

El último número aparecido de Ultra fue el 24, fechado “Madrid, 15 de marzo de 1922”. 

Pero había cuando menos un número planeado, que debía aparecer en mayo de 1922, pero que por motivos desconocidos, no lo hizo.

Por casualidad, he descubierto el siguiente indicio, que ayu­da a desen­trañar el enigma.

En la contraportada de Cosmópolis 43, Madrid, julio de 1922, se re­pro­duce parte de lo que debía ser el índice de ese número nonato de Ultra. Allí figuran estos tres textos:
“La paradoja del Creacionismo”, por J. L. Borges
Poemas de J. R. Jiménez
“Los espejos curvos de un humorista”, por G. de Torre
El texto de Torre, que se ocupa críticamente de El movi­miento V.P., de Rafael Cansinos Assens, se publicaría poco más tarde bajo el título “Los es­pejos curvos de un humorismo forzado” en Cos­­mópo­lis 44, Madrid, agosto de 1922, 329-333; y luego en No­sotros 161, Buenos Aires, oc­tubre de 1922, 271-274.

Según da a entender mediante carta inédita y sin fecha, pero de hacia mayo de 1922, Borges había leído poco antes la novela de Cansinos aparecida en 1921 (reedición facsimilar, con prólogo de Juan Ma­nuel Bonet: Hipe­rión, Madrid, 1978. Reedición no facsimilar, con una posdata de Bonet: Madrid. Viamonte, 1998). En ella, el español parodia la es­cena ul­traísta. Torre es zaherido allí bajo el sobrenombre “El Poeta Más Joven”, por lo cual no asombra que quiera comentarla públicamente (Borges le aconseja no hacerlo).

Ignoro qué poemas habría aportado esta vez Juan Ramón Jiménez a Ultra, revista dirigida por los hermanos Humberto Rivas y José Rivas Pa­nedas, y en la cual había colaborado ya el año anterior.[4]

Interesa resaltar que ese anuncio de Ultra aparecido en Cosmópolis no reproduce todo el índice, sino apenas un extracto que se limita a pro­yectos, temas y autores que inte­resaban a Torre por alguna razón: 

Borges, porque ya era (a despecho de lo que afirman otros inves­ti­ga­do­res), su incipiente cuñado, además del nexo con numerosas revistas europeas;

Jiménez, porque por estas fechas Torre estaba intentando ganar sus fa­vores literarios (véase mi edición del epistolario entre ambos);[5] 
 
Y last, not least... Torre mismo. Recuérdese que Torre era secretario de redacción de Cosmópolis: podía así decidir qué se pu­blicaba y comen­taba o no en la revista. Por eso no pierde oportunidad de mencionar su propio tra­bajo.

Es decir, del índice de Ultra Torre recoge en la nota de Cosmópolis sólo lo que le parece interesante o útil a sus fines, en relación con proyectos propios y alia­dos. Es, también, una manera de hacer cultura, de influir en el campo cultural, objetivo que Torre te­nía en claro y perseguía des­de muy joven. En este caso, ayuda a resolver un enigma no por pe­queño menos insidioso.

(Hamburg,  15-VI-2014)



[1] Jorge Luis Borges: Cartas del fervor. Correspondencia con Maurice Abramowicz y Jacobo Sureda (1919-1922). Pró­logo: Joa­quín Mar­co. Ordenamiento y notas, semblanzas, biblio­gra­fía: Carlos García. Edición de Cristóbal Pera. Bar­ce­lona: Galaxia Gu­ten­berg / Cír­culo de Lec­tores / Emecé, 1999, 224.

[2] Jorge Luis Borges: Cartas de juventud (1921-1922). Edición y estudio crítico de Carlos Me­neses. Palma de Mallorca: Orígenes, 1987, 77, n. 4.

[3] Al respecto, véase mi trabajo: “La polémica Huidobro-Torre a la luz de correspondencias iné­ditas (Can­sinos, Vando-Villar, Reyes, Ramón)”: Gabriele Morelli / Margherita Bernard , Eds.: Nel segno di Picasso. Linguaggio della modernià: dal mito di Guernica agli epistolari dell’Avanguardia spagnola. Atti del Con­gresso Internazionale, 16-17 aprile 2004, Università degli Studi di Ber­gamo. Milán: Viennepierre, 2005, 121-141 (versión reducida). Reproducido en versión original en mi edición de la Correspondencia Alfonso Reyes-Vicente Huidobro, 1914-1928. México: El Colegio Na­cional, 2005, Apéndice. Trabajo en una actualización de ese texto, que considera las novedades aparecidas en los últimos nueve años.

[4] En cuanto a la relación de Jiménez con ellos y su revista, véase Juan Ramón Jiménez: Epis­tolario II, 1916-1936. Edición de Alfonso Alegre Heitz­mann. Madrid: Publicaciones de la Re­sidencia de Estudiantes, 2012, 206-207. No hay menciones de los hermanos Rivas ni de Ultra en el año 1922. Pilar García-Sedas ha publicado una monografía sobre el primero: Humberto Rivas Panedas: El gallo viene en aeroplano. Poemas y cartas mexicanas. Sevilla; Rena­ci­miento, 2009. Ella y yo daremos próximamente a luz el volumen: José Rivas Panedas, 1898-1944. Poe­ta ultraista, poeta exiliado (Textos recuperados), en prensa en Madrid.

[5] Cf. Carlos García: Correspondencia Juan Ramón Jiménez / Guillermo de Torre, 1920-1956. Ma­drid / Frankfurt am Main: Iberoame­ricana / Vervuert, 2006. Por un raro azar, no se con­ser­van cartas del año 1922, aunque seguramente las hubo.