Por Carlos García (Hamburg) / Pilar García-Sedas (Barcelona)
En el periódico montevideano El País del 9 de septiembre de 2010, Rubén Loza Aguerrebere publicó una miscelánea acerca del poeta y diplomático Julio J. Casal (Montevideo, 1889-1954) y de su revista Alfar.
En su meritoria nota Loza comenta elogiosamente la iniciativa del profesor uruguayo Walter Rela, quien ha puesto en la red los ejemplares pertenecientes a su colección de la etapa montevideana de la revista Alfar (1929-1954).
El 23 de octubre, el mismo periódico publicaba un artículo de Álvaro Casal, sobrino del escritor, a raíz de una conferencia pronunciada el 23 de marzo de 2009 en El Cairo.
Los artículos de Loza Aguerrebere y de Álvaro Casal nos incitan a llamar la atención acerca del proyecto que traemos actualmente entre manos, iniciado por Pilar García-Sedas en 2007, en Montevideo.
En su meritoria nota Loza comenta elogiosamente la iniciativa del profesor uruguayo Walter Rela, quien ha puesto en la red los ejemplares pertenecientes a su colección de la etapa montevideana de la revista Alfar (1929-1954).
El 23 de octubre, el mismo periódico publicaba un artículo de Álvaro Casal, sobrino del escritor, a raíz de una conferencia pronunciada el 23 de marzo de 2009 en El Cairo.
Los artículos de Loza Aguerrebere y de Álvaro Casal nos incitan a llamar la atención acerca del proyecto que traemos actualmente entre manos, iniciado por Pilar García-Sedas en 2007, en Montevideo.
Tras colaborar en diversos proyectos desde hace algunos años, preparamos ahora un trabajo de gran envergadura, dedicado a recuperar la memoria de Julio J. Casal y a instalar su obra definitivamente en el marco de la literatura uruguaya, americana y, por qué no decirlo, mundial.
La estrategia elegida para ello se escinde en varias facetas:
Además de redactar una profusa semblanza biográfica de Casal y de analizar siquiera someramente su obra, recuperamos la mayor cantidad posible de números de la revista Alfar, gracias a una operación de búsqueda en numerosas bibliotecas de Europa y América. Aspiramos a conformar el índice completo de las colaboraciones de la etapa uruguaya.
Paralelamente elaboramos una ingente bibliografía de y otra sobre Julio J. Casal.
Reproducimos en nuestro trabajo también numerosas reseñas sobre la obra de Casal, así como varias necrológicas aparecidas en España.
Hemos conseguido asímismo una larga lista de libros dedicados por Casal a otros escritores.
Finalmente, damos a luz una amplia selección de la correspondencia de Casal con autores europeos e hispanoamericanos.
Gran parte de este material está conservado en la Biblioteca Nacional, Montevideo.
(Gracias desde nuestro plural “aquí” al apoyo de Carlos Liscano y a la incansable y afable Virginia Friedman, ambos de esa institución, así como a Selva Casal y su familia, al profesor Walter Rela y a todos aquellos que nos alientan y contribuyen a esta investigación.)
No huelga agregar que además de utilizar los fondos conservados en Montevideo, hemos buscado y encontrado material epistolar de Casal en los archivos de muchos de sus corresponsales, dispersos en varios países del orbe.
La estrategia elegida para ello se escinde en varias facetas:
Además de redactar una profusa semblanza biográfica de Casal y de analizar siquiera someramente su obra, recuperamos la mayor cantidad posible de números de la revista Alfar, gracias a una operación de búsqueda en numerosas bibliotecas de Europa y América. Aspiramos a conformar el índice completo de las colaboraciones de la etapa uruguaya.
Paralelamente elaboramos una ingente bibliografía de y otra sobre Julio J. Casal.
Reproducimos en nuestro trabajo también numerosas reseñas sobre la obra de Casal, así como varias necrológicas aparecidas en España.
Hemos conseguido asímismo una larga lista de libros dedicados por Casal a otros escritores.
Finalmente, damos a luz una amplia selección de la correspondencia de Casal con autores europeos e hispanoamericanos.
Gran parte de este material está conservado en la Biblioteca Nacional, Montevideo.
(Gracias desde nuestro plural “aquí” al apoyo de Carlos Liscano y a la incansable y afable Virginia Friedman, ambos de esa institución, así como a Selva Casal y su familia, al profesor Walter Rela y a todos aquellos que nos alientan y contribuyen a esta investigación.)
No huelga agregar que además de utilizar los fondos conservados en Montevideo, hemos buscado y encontrado material epistolar de Casal en los archivos de muchos de sus corresponsales, dispersos en varios países del orbe.
El material, debidamente presentado y anotado, será de gran utilidad para la recuperación del patrimonio literario uruguayo, para los investigadores y para el lector culto en general.
El intercambio epistolar entre escritores es, en efecto, una pródiga fuente de información, tanto sobre la obra, la personalidad y la vida de los protagonistas, como sobre el momento histórico y literario que les tocó en suerte. Si bien la respectiva obra debe, en principio, poder ser interpretada desde sí misma, las cartas ayudan a afinar la imagen de un autor, a ubicarlo en su contexto y a comprender, cuando menos, cómo se ha visto él mismo y cómo ha deseado que fuese recibida su obra dentro del marco social y cultural en el cual actuó. A menudo permiten las correspondencias vislumbres en la trastienda de la producción, en los aspectos materiales de la creación o en los procesos editoriales, o bien suministran huellas que conducen al descubrimiento de textos perdidos. Son, por esas y otras razones, documentos irreemplazables al momento de repasar una época literaria.
En este caso concreto, los epistolarios de Casal revelan interesantes entretelones de la producción de Alfar y permiten ahondar el conocimiento de su generosa y esforzada personalidad.
En cuanto a Alfar, puede decirse sin exagerar que fue una de las revistas paradigmáticas de la década del 20 del siglo pasado. No es el menor de sus méritos el haber alcanzado una vida muy longeva (1923-1954).
Nada de eso hubiera sido posible sin la apasionada devoción que Casal dedicó a ella como a la mejor parte de su obra, una obra pulida por la delicadeza y el amor a la palabra.
Confiamos en que el trabajo que preparamos será digno de su memoria.
El intercambio epistolar entre escritores es, en efecto, una pródiga fuente de información, tanto sobre la obra, la personalidad y la vida de los protagonistas, como sobre el momento histórico y literario que les tocó en suerte. Si bien la respectiva obra debe, en principio, poder ser interpretada desde sí misma, las cartas ayudan a afinar la imagen de un autor, a ubicarlo en su contexto y a comprender, cuando menos, cómo se ha visto él mismo y cómo ha deseado que fuese recibida su obra dentro del marco social y cultural en el cual actuó. A menudo permiten las correspondencias vislumbres en la trastienda de la producción, en los aspectos materiales de la creación o en los procesos editoriales, o bien suministran huellas que conducen al descubrimiento de textos perdidos. Son, por esas y otras razones, documentos irreemplazables al momento de repasar una época literaria.
En este caso concreto, los epistolarios de Casal revelan interesantes entretelones de la producción de Alfar y permiten ahondar el conocimiento de su generosa y esforzada personalidad.
En cuanto a Alfar, puede decirse sin exagerar que fue una de las revistas paradigmáticas de la década del 20 del siglo pasado. No es el menor de sus méritos el haber alcanzado una vida muy longeva (1923-1954).
Nada de eso hubiera sido posible sin la apasionada devoción que Casal dedicó a ella como a la mejor parte de su obra, una obra pulida por la delicadeza y el amor a la palabra.
Confiamos en que el trabajo que preparamos será digno de su memoria.
Carlos García / Pilar García-Sedas
(Hamburg / Barcelona, noviembre de 2010)
(Hamburg / Barcelona, noviembre de 2010)