miércoles, 15 de enero de 2014

Cuaderno de notas, III

Carlos García (Hamburg) [carlos.garcia-hh@t-online.de]


In Memoriam (2): BoletínRAMÓN

El panegírico no pertenece a la corta lista de mis géneros preferidos. Es algo subal­terno, un mero alarde de retórica. Sin embargo, hay cosas que merecen ser dichas, que deben ser di­chas.

Una de ellas es el elogio incondicional del entretanto fenecido BoletínRAMÓN, de­dicado al estudio de la vida y la obra de Ramón Gómez de la Serna.

El Boletín fue fundado en el año 2000 en Madrid por el generoso e incansable Juan Carlos Albert. Para escarnio y bochorno de las instituciones culturales y del mundillo universitario español e hispanoamericano, debe decirse que el Boletín fue no sólo inventado, diseñado y com­puesto por Albert, sino que éste fue además su único me­cenas, quien corrió a lo largo de toda su asombrosamente larga historia con los gastos, en un gesto quijotesco sin parangón en nuestra desdichada época (sin pa­ran­­gón, porque Albert no es millonario, sino un hombre apasionado, pero que debe trabajar para vivir, como cualquiera de nosotros).

El Boletín comenzó siendo apenas un racimo de 8 páginas en septiembre del 2000. Muy pronto creció hasta convertirse en un librito de entre 64 y 84 páginas, siempre con ilus­traciones, a menudo en color, distribuido gratuita­mente en papel y también electróni­camente, a través de la página web instaurada en el éter por Juan Carlos Albert: [www.ramongomezdelaserna.net]. 

Trajo además, de vez en cuando, anejos. Y en torno a él se organizaron presen­ta­cio­nes de libros, congresos, exposiciones – y se desarrollaron amistades que serán para toda la vida. Todo un cosmos rotando alrededor de la figura y la obra de Ra­món.

En el otoño madrileño del 2013 salió su último número, el 21, que es como una lá­pida puesta al enorme y exitoso proyecto. 

Enorme porque no es usual que una iniciativa privada alcance a sacar 20 números en 13 años y a tan alto nivel. 

Exitoso, a pesar del cierre, porque este pro­yecto demuestra lo que puede ha­cerse cuando hay empeño, ganas, ideas para hacer algo bueno.

Lápida, porque en ese número 21 se recogen (en encomiable trabajo bibliográfico llevado a cabo por Luis López Molina) todos los aportes al Boletín hechos del primer al último nú­mero, glosados con breves comentarios del editor.

No quiero hacer gala de falsa modestia: por el contrario, me enorgullece decir que formé parte, con Juan Carlos Albert y con Martín Greco del cuerpo de redactores del BoletínRAMÓN. Creo que soy uno de los autores que más textos ha aportado al pe­rió­dico: una treintena en 20 números (entradas 78 a 108 del citado catá­logo). Con­seguí para el Boletín, también, la colaboración de varias personas, y en algunos casos corregí o amoldé sus textos a las necesidades del Boletín.

Pero independientemente de mi aporte (o a pesar de él...;-)), lo valioso en esa pu­bli­cación es su vario­pinto contenido, desde las sesudas elucubraciones de aca­dé­micos hasta la anéc­dota quizás sólo bien inventada, desde fotos poco conocidas a la varia­ción gráfica de alguna greguería ramoniana: toda la gama de lo posible estaba allí re­presentada, casi siempre en colaboraciones originales y siempre, en su res­pectivo género, de alto nivel.

Juan Carlos Albert ha decidido clausurar el periódico, y yo comparto y apoyo su de­ci­sión. 

No hablo por él; digo apenas mi opinión. Casi podría decirse que no era justo que casi todo el peso del proyecto recayera en una sola persona. Descontando a los cola­boradores, la escena cultural española y argentina no supo asumir la parte que le hubiera tocado en un proyecto así.

Juan Carlos Albert sigue siendo un hombre apasionado y lleno de ideas. Pero tam­bién es previsor. 

Por eso, en la portada del último BoletínRAMÓN se lee: “otoño 2013, nº 21 (último de esta etapa)".

Es deseable, pero también posible, que el Boletín tenga un nuevo avatar, bajo nuevas condiciones, aún por definir. Si llegara a ser así, puede volver a contar con mi apoyo.

Desde el norte de Alemania un fuerte abrazo a Juan Carlos Albert (Madrid), a Martín Greco (Buenos Aires), y también a Luis López Molina (Ginebra). 

A la prochaine!

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