martes, 14 de junio de 2011

El bisabuelo que batalló en Junín

Por Antonio Muñoz Monge


Manuel Isidoro Suárez, bisabuelo del gran Borges, comandó a los húsares en la Batalla de Junín. El escritor siempre lo recordaba.

Jorge Luis Borges visitó Lima, por primera vez, en 1965, invitado por la Universidad Nacional de Ingeniería. Como era de esperarse, recordó la gesta de Manuel Isidoro Suárez, su bisabuelo. En la memoria borgiana había temas recurrentes: “la perplejidad metafísica, los muertos que perduran en mí, el lenguaje, la paradójica suerte de los poetas”. Allí también están el recuerdo familiar, el patio silente, sus sombras en las calles de Buenos Aires, los caminos del bisabuelo Manuel Isidoro Suárez y del abuelo –el coronel Francisco Borges– que “conoció la tristeza, la soledad y el inútil coraje” en una guerra fronteriza con los indios. De ambos heredó nombres y fue bautizado: Jorge Francisco Isidoro Luis Borges.


Historias de la abuela

“Yo tenía unos 18 años cuando falleció mi abuela, que nos contaba las historias de él”, narra Borges sobre su bisabuelo Isidoro Suárez. A los 14 años se enroló como cadete en el Regimiento de Granaderos a Caballo y al año lo nombraron portaestandarte del tercer escuadrón, luego alférez y formaba parte del Ejército de los Andes de San Martín cuando sucedió la Batalla de Maipú, y en la Batalla de Junín comandó a los Húsares del Perú, un regimiento de caballería peruana y colombiana en el que había pocos argentinos: ya San Martín se había ido, y él comandó una carga de caballería que decidió la batalla. 
Coronel Manuel Isidoro Suárez

La Batalla de Junín sería militarmente una escaramuza, solo duró tres cuartos de hora y no se disparó un solo tiro […]. Toda la batalla fue entre sable y lanza, y allí mi bisabuelo atravesó con su lanza a un español que había tomado prisionero al coronel José Valentín de Olavarria, que era un amigo suyo, entonces él vio eso, fue al galope y lo atravesó al godo, como se decía entonces, y le dio la libertad a su amigo, que era uno de los hombres más valientes del ejército de la independencia. Yo he dedicado demasiados poemas a mi bisabuelo, deben ser en verdad borradores […]. Sucre, en las cartas que escribió a Bolívar, hizo repetidos elogios de él […].

Campos de batalla

Borges buscaba en la historia, con cierta nostalgia, a legendarios parientes soldados de la independencia americana. Quizá era lo que hubiera querido vivir, un destino ajeno, una piel ajena a la suya para esas lides. Borges se sentía un poco como Manuel Isidoro Suárez, en la Batalla de Junín y el coronel Francisco Borges con su ejército de nueve mil hombres, al mando de Bartolomé Mitre, derrotado por 800 milicianos de los pagos de Lobos, el 26 de noviembre de 1874. Él poetizó sobre estos antepasados guerreadores, pero muy especialmente sobre su bisabuelo Suárez, valiente de Junín y siempre vivo en su memoria por los cuentos de la abuela.