sábado, 4 de febrero de 2012

Macedonio y Carlos Malagarriga [1]


Por Carlos García (Hamburg)
[carlos.garcia-hh@t-online.de]


En su primer libro publicado, No toda es vigilia la de los ojos abiertos (1928), Macedonio anota (OC VIII 315, al pie):
Me inspira, indudablemente, en la frase, no en el pensamiento, el magnífico e infidente, con el público, no conmigo, Schopenhauer. Y no puedo menos, al despedirme de mi leyente y de él (me hizo gloriosa visita anteayer, y recordando que por fin teníamos la misma edad de autores, y no aquella de veinte años que tenía yo cuando hice conocer Bergson al pensador Malagarriga a cambio de regalarme él a Schopenhauer; villano negocio en el resultado, no en la intención, hice con el amigo) [...].
Aparte de comunicarnos su orgullo autorial, que muestra a Macedonio equiparado al sólo con él confidente Schopenhauer (como en otro pasaje del libro, en que departe amistosamente con Hobbes), el párrafo nos permite una vislumbre en el clima intelectual de su juventud. Malagarriga le da a conocer, hacia 1894, la obra de Schopenhauer (El mundo como voluntad y representación), que tanta influencia tendría en su propio pensamiento. Podemos imaginar, casi, el deslumbramiento del joven Macedonio, y las posteriores charlas y discusiones entre los desiguales amigos (Malagarriga era 17 años mayor).

Para ubicar esa lectura en el contexto de la evolución de Macedonio conviene recordar su indicio autobiográfico, procedente de una carta suya a Natalicio González, sin fecha, pero de hacia 1951, en la que Macedonio escribe que recorrió Paraguay en su gran “crisis de los 22 años [es decir, hacia 1896], cuando yo era anarquista spenceriano” (OC II 72). El giro “anarquista spenceriano”, que Borges aplicará alguna vez a su propio padre, aparece también decenios más tarde en la contribución de Macedonio para el número cordobés de la Revista Oral (1926; OC IV 46): “En aquel tiempo yo era socialista y materialista, hoy soy anarquista spenceriano y místico”. También allí Macedonio alude al año 1896 aproximadamente (el texto dice que “hace treinta años” visitó ya la ciudad de Córdoba). Al año siguiente entregará su tesis doctoral y dos años más tarde intentará, con varios amigos, fundar una colonia anarquista en el Paraguay...

En esa época tumultuosa, Macedonio tenía, al parecer, trato asiduo con Malagarriga. ¿Quién era ese pensador y amigo de la juventud, a quien el Macedonio adulto aludirá con aprecio y respeto todavía en 1934? 

Como intentaré mostrar, era una persona polifacética como sólo supo producirlas el siglo XIX, un personaje digno de ser rescatado del olvido, tanto por su relación con Macedonio como por méritos propios.

Carlos Malagarriga i Munner (Barcelona, 1858 ó 1860 / Madrid, 1936) fue en la Argentina de fines del siglo XIX un afamado jurisconsulto que, como tal, apadrinó la tesis doctoral de Macedonio: De las personas (presentada a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociológicas para optar al Grado de Doctor en Jurisprudencia, manuscrita, fechada “Bs. aires Mayo 22 de 1897”, aprobada “Bs. aires Junio 11-1897”, por A. Montes de Oca y E. Navarro Viola).[2]
 
Antes, en España, Malagarriga había sido un activo militante republicano, propugnador del movimiento regionalista catalán, miembro del Partido Democrático Progresista de Manuel Ruiz Zorrilla. Se doctoró muy joven, en 1879 o 1880, en Madrid. Entre 1879 y 1888 fue también allí colaborador de los periódicos El Día (1879-1881), El Pueblo (1887) y El País (1888); dirigió asimismo el diario El Progreso, cuyas tendencias anticlericales y antimonárquicas le acarrearon numerosos procesos y cárcel (en una de esas reclusiones concluyó la traducción de Le Rêve, de Zola, en el otoño de 1888; publicó un texto sobre el libro: "La última obra de Emilio Zola: El Ensueño": Los Lunes del Imparcial 10, Madrid, septiembre de 1888). 

En Buenos Aires, adonde emigró en 1889, tras el momentáneo fracaso de sus planes políticos, colaborará en forma paralela a sus actividades como abogado en El Correo Español[3]  y en El Nacional, uno de los diarios más prestigiosos de la época (según Joan Rocamora: El Casal de Catalunya a Buenos Aires. Barcelona: Curial, 1991, 134, fue a instancias de Luis Ruiz de Velasco que Malagarriga se trasladó a la Argentina, para trabajar de periodista en El Nacional). También remitió colaboraciones a periódicos y revistas de Madrid. En 1892, funda La Correspondencia de España y más tarde La República Española. Será fundador, también, del Ateneo Iberoamericano, así como director del Casal Catalán de Buenos Aires.[4]

Malagarriga colaboró a partir de 1894 en el proyecto “Biblioteca Obrera”, entidad fundada por Juan B. Justo, que se concretó en 1897, y en la cual colaboraron también José Ingenieros y Leopoldo Lugones. Éstos, a su vez, editarán en el mismo 1897, año en que Macedonio se recibe de abogado, el “Periódico socialista revolucionario” La Montaña, en el que colaboraron tanto Malagarriga como Macedonio (que publicó allí “La desherencia”, un ajuste de cuentas con el siglo XIX), igual que en El Tiempo.

Con Juan Más y Pí (otro exiliado español),[5]  Malagarriga fundó en Buenos Aires la “revista mensual hispanoamericana” La Obra.[6] 

Entre los numerosos libros de Malagarriga figuran La economía y el derecho (Madrid: La Guirnalda, 1880); Código penal de la República Argentina comentado por los fallos de la Excma. Camara de Apelaciones de la Capital, ordenados por el Dr. Carlos Malagarriga (Buenos Aires: F. Lajouane, 1896); Una causa célebre. Proceso Parsons. Buenos Aires, 1896 (acerca de un sonado e ignominioso proceso seguido a algunos trabajadores norteamericanos, que terminó con inmerecidas penas de muerte, por motivos políticos); Prosa muerta: herbario de artículos políticos. Propaganda republicana. Solidaridad con algunos más literarios (Buenos Aires: Librería La Facultad, Juan Roldán, 1908), Textos legales anotados por el Doctor Carlos Malagarriga (Buenos Aires: Jesús Menéndez, 1919-1930; el editor y librero Menéndez era también un exiliado español). 

(Se le atribuyen otros textos de derecho comercial, pero creo que hay en ello confusión, y que algunos de ellos, cuando menos, pertenecen a otro jurisconsulto, Carlos C. Malagarriga, en realidad Carlos Francisco Cayetano Malagarriga, nacido en 1891 y fallecido en 1971, que era su hijo.)

Nuestro Malagarriga tradujo además varios libros del francés al castellano: Alphonse Daudet: El académico (Madrid: Fernando Fé, 1888), Emile Zola: El Ensueño (Madrid: Fernando Fé, 1888), Martin Dedeu: De dos fuentes. Poesías (traducción y prólogo de C. Malagarriga, Buenos Aires: Imprenta A. Grau, 1908), Henri Bergson: La evolución creadora (Madrid: Renacimiento, 1912; Montevideo: Claudio García y Cía, 1942). También tradujo del prolífico novelista Jorge Ohnet (Georges Ohnet, 1848-1918) El doctor Rameau, de 1888 (Buenos Aires: Biblioteca de La Nación, 1909, volumen 237).

En Buenos Aires, Malagarriga publicó en Nosotros los siguientes textos: “Filosofía bergsoniana y catolicismo”: Nosotros 58-59, 221, Buenos Aires, octubre-diciembre de 1927, 5-13; “Filosofía bergsoniana; notas lexicológicas de un traductor”: Nosotros 68, 253, Buenos Aires, junio de 1930, 322-338 [sobre L’Èvolution créatrice, por él traducido en 1912 como La evolución creadora]; “La música en la obra de Proust”: Nosotros 70, 258, Buenos Aires, noviembre-diciembre de 1930, 189-219 [estudio y traducción de algunos textos de Proust]; “Fray Julián Benda; un enigma literario. Los intelectuales españoles”: Nosotros 72, 266, Buenos Aires, julio de 1931, 292-297 [sobre un artículo de Azorín en La Prensa del 12 de julio de 1931].

Malagarriga es también el autor de “De mi archivo”: Revista Multicolor de los Sábados 11, Buenos Aires, 21-X-33, 4, revista dirigida por Borges y Petit de Murat, en la cual también colaboró Luisa Sofovich, esposa de Ramón Gómez de la Serna, otro autor cercano y afecto a Macedonio.

En 1931, Malagarriga fue una de las personas que asistieron al banquete de homenaje a Ramón que se ofreció a su primera llegada al país. Véase La Nación, 9 de junio de 1931: “Ofrecióse una demostración a RAMON GOMEZ DE LA SERNA” (accedí a este texto gracias a Martín Greco):
En el restaurante Mario se realizó anoche la demostración ofrecida por la Compañía Iberoamericana de Publicaciones a los escritores argentinos, cuyas obras editará en España, y a los españoles aquí residentes, para presentarlos a D. Ramón Gómez de la Serna. Asistieron a la comida los escritores Amado Alonso, Arturo Capdevila, Francisco Luis Bernárdez, Luis Echávarri, Baldomero Fernández Moreno, Julio Fingerit, Manuel Gálvez, Alberto Gerchunoff, Martín S. Noel, Carlos M. Noel, Pedro Henríquez Hureña, Eduardo Mallea, A. Melián Lafinur, E. Méndez Calzada, José M. Monner Sans, Alberto Nin Frías, Guillermo de Torre, Pablo Rojas Paz, Jorge Luis Borges, Córdova Iturburu, Baldomero Sanín Cano, Evar Méndez, Oliverio Girondo, Carlos Malagarriga y diversos representantes de instituciones culturales.
A los postres usó de la palabra don José Venegas, gerente de la compañía editora en la América del Sur, quien destacó la vinculación existente entre la intelectualidad argentina y la española y los valores de la obra triunfante ya en el mundo, de Gómez de la Serna. A continuación habló Carlos Malagarriga. [...]
Puesto que Malagarriga estaba relacionado, por otra parte, con Juan Más y Pí, es probable que a través suyo Macedonio tuviera contacto con Almafuerte, Evaristo Carriego, Charles de Soussens, Alberto Ghiraldo (quien publicaría textos de Macedonio en el primer Martín Fierro, de 1904) y otros miembros de la bohemia porteña.[7]

Aparte del texto citado al comienzo, proveniente de Vigilia, encuentro dos menciones de Malagarriga en la correspondencia de Macedonio; ambas proceden de su epistolario con Ramón Gómez de la Serna, aunque en el primer caso la referencia aparece desvirtuada en las Obras Completas por un error de lectura de la editora o por errata. 

En una carta a Ramón del 1 de febrero de 1932 (OC II 55), Macedonio dice:
En esa casa [de Consuelo Bosch de Sáenz Valiente] conocimos a Benavente y también al actual Diputado republicano S. Picayo, inteligente y de mucha cordialidad, que se está señalando en Madrid, al par del gran amigo y espíritu, Malarriaga.
Entiendo que hay aquí confusión con Malagarriga, ya que el contexto es muy similar al de otra carta de Macedonio a Ramón, del 13 de enero de 1934 (el pasaje en cuestión falta en OC II 53-54, donde figura, sin fecha, una versión no enviada de esta carta; accedí a una copia del original recibido por Ramón gracias a Gladys Ghioldi y Martín Greco, Buenos Aires; véase mi trabajo “Macedonio Fernández y Ramón: encore”: BoletínRAMÓN 11, Madrid, otoño de 2005, 74-77):
Saludos a Malagarriga y Suárez Picayo el Diputado; si es su amigo; lo conocí en Casa Bosch.
Malagarriga se encontraba por esas fechas en Madrid, adonde había pasado en 1931, y donde falleció a fines de 1936, durante el cerco de la ciudad por las tropas franquistas, tras haber sido embajador de la España republicana en Uruguay.

El escritor Manuel Gálvez, que tuvo trato con Malagarriga en Buenos Aires, lo menciona algunas veces en sus memorias (Recuerdos de la vida literaria, tomo I, Amigos y maestros de mi juventud. En el mundo de los seres ficticios. [Buenos Aires: Hachette, 1961] Buenos Aires: Taurus, 2002). La última mención sugiere que, a pesar de sus ideas republicanas, Malagarriga fuese asesinado por los “rojos”:
Carlos Malagarriga: liberal, republicano, jurisconsulto, hombre de letras y de ingenio, traductor de Bergson y que veintitrés años más tarde, en el Madrid de Azaña y de Giralt, desaparecería víctima de la barbarie roja, sin que nunca se supiese algo de él.
Aunque el informe de Gálvez, católico, nacionalista y simpatizante del franquismo, parece de poco fiar, también otros escritores coinciden en afirmar que Malagarriga fue víctima de su propio bando, en circunstancias no del todo esclarecidas (cf. Joan Rocamora: El Casal De Catalunya a Buenos Aires. Catalans a l'Argentina. Barcelona: Curial, 1991, 135-136; recuérdese que Malagarriga había sido director del Casal. Fue también fundador y primer presidente del Ateneo Iberoamericano). 

El Diccionari dels catalans d'América. Contribuciò a un inventari biografic, toponímic i tematic. Barcelona: Comissió Amèrica i Catalunya / Generalitat de Catalunya (1992) da a Malagarriga por muerto en Buenos Aires en 1932…

Una plazoleta de Buenos Aires lleva hoy su nombre (véase Carlos Malagarriga. Discursos pronunciados el 28 de diciembre de 1960 al descubrirse una placa alusiva en la plazoleta designada con su nombre por Ordenanza Municipal nº 16-354. Buenos Aires, 1961).

La amistad entre Macedonio y Malagarriga debe ser tenida en cuenta como un temprano hito al estudiar el interés de Macedonio en cuestiones políticas, así como la evolución de sus cambiantes opiniones al respecto. El tema ha sido poco trabajado hasta hoy, a pesar de su importancia. Me limito aquí a apuntar somera y axiomáticamente esa evolución, que transita más o menos superficial o intensamente por el socialismo, el anarquismo, el nacionalismo, el fascismo y el peronismo.  Volveré sobre el tema en otra ocasión.[8] 

Carlos García
(Hamburg, 29-I- 2012)
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NOTAS

[1] La primera versión de este texto surgió entre septiembre de 2004 y enero de 2005. Fue publi-cado por primera vez en la entre tanto fenecida website [www.macedonio.net] con fecha 13-II-2005 [http://www.macedonio.net/critical/macmalagarriga.htm]. La versión presente, actualizada con pequeños cambios y agregados, es del 29-I-2012.

[2] Aunque era obligatorio entregar la tesis en forma de libro, Macedonio logró ser dispensado de esa obligación. El original se conservaba en la colección Candiotti, tomo 134, Ms Nº 249.838 de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, de donde fue robada. Entretanto recuperada, aguarda aún publicación.

[3]  En El Correo Español publicaron también, por ejemplo, Rafael Barret, secretario de la Liga Republicana española en Buenos Aires y prolífico escritor (hacia 1917 admirado por el joven Borges); Concha Espina; etc.

[4]  Véase Setty Alaoui Moretti: "Traductions espagnoles de Zola. Notice biographique du traducteur: Malagarriga y Munner, Carlos": URL: [http://gallica.bnf.fr/Zola/RecepAdap/traduction4b.htm], recogido en internet el 5-I-2005.

[5]  Juan Más y Pí (878-1916) fue un periodista, ensayista y cuentista catalán radicado en Buenos Aires desde comienzo de siglo. Al banquete que le ofreció la revista Nosotros en 1908 asistieron Macedonio Fernández, Jorge Guillermo Borges (padre de Jorge Luis), Evaristo Carriego y otras personalidades. Más y Pí fue además un entusiasta receptor del futurismo de Marinetti; con Rubén Darío fue de los primeros en publicar artículos sobre el tema en Buenos Aires, apenas surgido el movimiento en Italia. Al respecto, véase el revelador artículo de Patricia Artundo: “El futurismo en Buenos Aires: 1909-1914”. Terceras Jornadas Estudios e Investigaciones. Europa / Latinoamérica. Instituto de Teoría e Historia del Arte “Julio E. Payró”. Facultad de Filosofía y Letras. UBA. Septiembre de 1998.

[6]  Emilia de Zuleta: Relaciones literarias entre España y la Argentina. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica, 1983, 19-20; Zuleta menciona fugazmente a Malagarriga también en Españoles en la Argentina. El exilio literario de 1936. Buenos Aires: Atril, 1999, 16. Acerca de la revista La Obra, véase Nosotros XVIII.72, Buenos Aires, abril de 1915, 111.

[7]  Cf. Dieter Reichardt (“Humano ardor de Alberto Ghiraldo: la novela autobiográfica de un anarquista argentino”: Bert Hoffmann, Pere Joan i Tous, Manred Tietz (eds.): El anarquismo español. Sus tradiciones culturales. Frankfurt am Main / Madrid: Vervuert / Iberoamericana, 1995, 305, n. 5): “Al lado de Ghiraldo hay que mencionar a otros escritores como José de Maturana, Florencio Sánchez, Rodolfo González Pacheco, Juan Más y Pí, Alejandro Sux, Evaristo Carriego, etc., que forman parte de lo que se ha llamado la bohemia roja. Cf. Alfredo de la Guardia: Rodolfo González Pacheco. Buenos Aires, 1963, p. 20.” (El santo ácrata González Pacheco, autor de teatro y miembro de famosas tertulias, dirigió las revistas anarquistas Germinal e Ideas y figuras.)

[8]  El primer aporte de la crítica acerca de lo político en Macedonio fue el de José Isaacson: Macedonio Fernández: sus ideas políticas y estéticas. Buenos Aires: Editorial de Belgrano, 1991. El último es el de Daniel Attala: “Macedonio Fernández y el peronismo: una carta inédita”: Contratiempo. Arte, Pensamiento y Política XI.3, Buenos Aires, Primavera de 2011, 41-46; en internet: http://www.revistacontratiempo.com.ar/attala-macedonio_fernandez.pdf.