viernes, 22 de febrero de 2013

ANTONIO DE IGNACIOS: A LOS 50 AÑOS DE SU MUERTE. Biógrafo y hermano de Rafael Barradas y poeta ultraísta

                            Pilar García-Sedas (Barcelona) / [pgsedas@gmail.com]



En diciembre del 2012, El País Cultural (Montevideo) publicaba un artículo de Adriana Santos Melgarejo rescatando del olvido a la compositora Carmen Barradas, fallecida en mayo de 1963.

No sería justo dejar silenciado al otro hermano de Carmen y de Rafael. Hace 50 años, el 5 de febrero de 1963, moría en su ciudad natal, Antonio Pérez Giménez, escritor y poeta ultraísta durante sus años españoles. Nacido en Montevideo en 1893, es el tercer hijo del matrimonio formado por los españoles Antonio Pérez Barradas (Valencia de las Torres, Badajoz 1862–Montevideo 1899) –también pintor- y Santos Jiménez Rojas (Sevilla, ¿-?-Montevideo, 1948) y el menor de los hermanos. Le preceden Carmen (1888-1963), pianista y compositora, y Rafael (1890-1929), el indiscutible pintor del ultraísmo y creador del “vibracionismo”, que adoptaron artísticamente el apellido de la abuela materna. Antonio nacerá en las letras con el pseudónimo de Antonio de Ignacios. Su infancia transcurre en el mítico Barrio Sur montevideano, en la calle Yaguarón, entre Isla de Flores y Durazno, en el seno de «un hogar modesto, en un ambiente de pobreza y sacrificios” como describe en la biografía dedicada a su hermano, Historial Rafael Barradas (Montevideo, 1953). Retratado en múltiples ocasiones, entre 1920-1922, durante la etapa vibracionista de Rafael, su obra ha sido compilada en: Julio J. Casal: Exposición de la poesía uruguaya (Montevideo: 1940, 677-678). 

Mario Falcao Espalter observó sobre su obra que: “Antonio de Ignacios, es, indisputablemente, un bohemio modernísimo que contempla el mundo con visión optimista y serena exenta de todo apasionamiento que no sea el puro goce de la contemplación mirífica de la vida humana”. Para el crítico catalán Magí A. Cassanyes, miembro de la tertulia “Ateneíllo de Hospitalet”, que Rafael acogía en su humilde casa catalana, “el sentimentalismo no está pues del todo ausente en Antonio de Ignacios, mas, puntualizando, no escapa al sentimentalismo estilizado, que es lo que logra la sensibilidad extrema el humor que parece ser la base fundamental de la personalidad de este admirable y sensible escritor.”

Pocas referencias biográficas y literarias tenemos de él. Sabemos que vivió en España cinco años. Durante ese período la primera referencia que tenemos de él en tierras españolas apareció en la revista aragonesa «Paraninfo», 48 (Zaragoza, 16 de octubre de 1915): «Se encuentran camino para España, adonde llegarán el 18 del corriente, los hermanos del pintor Barradas, D. Antonio, escritor uruguayo muy conocido en España, y la eminente pianista señorita Carmen P. Barradas, que después de haber dado brillantes conciertos de música clásica en Montevideo, vienen a fijar su residencia en nuestra nación. Se detendrán bastante tiempo en Zaragoza y luego continuarán el viaje a la corte». 

Su etapa española está marcada por el ultraísmo, colaborando en algunas de las revistas más efímeras de la vanguardia con poemas visuales, prosas y dibujos bajo el pseudónimo Antonio de Ignacios. El primer texto que hemos localizado es el poema Cosas, que apareció en «Un Enemic del Poble» (1917-1919). No es casual que la publicación aceptara su colaboración ya que Rafael y Torres-García fueron los colaboradores más inmediatos con que contó su fundador, el poeta catalán Joan Salvat-Papasseit:
                                                             COSAS  
                                                    Ruido de ciudad hace interesante
                                 a la vista nueva del todo, por las
                                 calles que andan prisas de tránsito
                                 confuso.
                                                    El tiempo huye horas de banco
                                 y oficinas públicas.
                                                    Y entre carros de mudanza que
                                 ruedan muebles, y tranvías y auto-
                                 móviles que cruzan enérgicos, el
                                 reloj de la Universidad toca pau-
                                 sadamente las cuatro de la tarde.

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                                                    Una calle sucia hace en la luz
                                 Un hueco negro. Por eso el hom-
                                 bre hizo nido. Una taberna se ve
                                 borrosa; y entre voces afónicas
                                 que el alcohol divierte, la fiesta
                                 miserable de los malditos celebra
                                 sus malos pasos por la tierra vicio-
                                 sa, insaciable de muerte.

                                                        ___
En 1918 vuelve a colaborar en el único número de la revista «Art-Voltaïc», también de factura salvatiana, editado en el mes de febrero:
Los árboles de la rambla callan pájaros.
Es una tarde que se viste mal, porque llovizna un poco de cielo en el aire...
Las gotas brillan sus reflejos de agua clara.
Y se combina el panorama en el suelo y en los paraguas abiertos que amurcielagan. 
Una caravana de coches viene de la iglesia.
La boda baja blanco y negro de etiqueta: Ella y él.
Los demás conversan asuntos triviales.
Música en la sala brillante de luz.
Baile, risas, champañ y galanterías de amor superficial.


Desde la montaña la ciudad se ve pequeña; así como la montaña siempre es enorme.
Un rayo del sol último da un atardecer que tiembla estrellas imprevistas.
Se emociona la noche de sombra y la ciudad se alegra de distintas luces.


La tradición establece sus ferias.
Es infantil y grandiosa la gracia de tanto escaparate libre.
Los muñecos ríen colgados del cuello; y los chiquillos buscan con malicia el muñeco más parecido a ellos.
Es un escándalo divertido en la calle cómica que grita alegría.


Dentro de la iglesia rompe el silencio un llanto de cristal.
Un bautizmo (sic) se celebra solemnemente.
La voz ronca del cura se cruza en una puerta que se abrió al toser una vieja
un Ave-María.
Los cirios miran hacia arriba y tiemblan su llama a todo esto: Y afuera, calle
de fiesta.


La campana sonó y se estremeció hasta la más humilde casita.
La soledad se hizo redonda; y el viento balanceó aquel sonido que pareció
bendecir las cosas con un secreto extraño que tuvo algo de Dios.

Otras dos publicaciones peninsulares, también de bandera vanguardista, se hicieron eco de su producción poética: en “Tableros” (1921-1922) aparecieron dos poemas visuales Emociones espaciales (1, 15-11-1921) y Emociones espaciales. Circo Frediani (2, 15-XII-1921); Tren de pasajeros, Después de las misas, De la mano de Dios, El viajante (3, 15-I-1922); La vieja universidad, Mesas a la Calle. Catástrofe humorística, Horas raras de la noche, Prójimo (4, 28-II-1922) y en la etapa coruñesa de “Alfar” (1921-1925), dirigida por su compatriota Julio J. Casal, dio a conocer Cosas (23, noviembre 1922; versión abreviada del poema aparecido en “Arc-Voltaïc”); Carnaval (24, diciembre 1922) y Suburbio (28, abril 1923) –fechado en Buenos Aires, 1923)–, tres poemas que debió enviar a su hermano Rafael desde Montevideo a donde había regresado en 1920, o desde Buenos Aires, donde vivió algunas temporadas.

Su familia (madre, Rafael y su esposa Pilar y su hermana Carmen) permanecerán en Madrid, instalándose, luego en L’Hospitalet de Llobregat, población cercana a Barcelona, hasta noviembre de 1928. El reencuentro montevideano lo narra el escritor en la biografía que años más tarde le dedicará a Rafael: «en el puerto se hallaban algunas personas esperándole: periodistas y amigos que le estrecharon sus manos con efusión... Un momento de emoción difícil de expresar, fue el experimentado por mí, ante la presencia de mi madre y mis familiares, pues hacia nueve años que no les veía: desde mi regreso de España —donde yo también estuve con ellos— y llegaban a mí que les esperaba ansiosamente, sin suponer tanto peligro en la vida de mi hermano Rafael.» escuché que dijo emocionado: “Antonio!!...” pareciéndole mentira verme, y con su voz grave y serena de hermano mayor, llegando a lo más íntimo de mi alma, con un extraño escalofrío imposible de expresar.» (Historial Rafael Barradas, 205). 

El primer libro que logró publicar fue Fragmentarismo (Montevideo 1929), conjunto de poemas y prosas poéticas. Tres ciudades otorgan a su poesía visiones urbanas: Montevideo, Barcelona y Buenos Aires. Además de esta poesía urbana que transita entre el suburbio y la ciudad elegante, de Ignacios recoge algunos tópicos de la poesía ultraísta leiv motif de la pintura de Rafael: marineros, cafés, puertos, música callejera, gitanas, payasos y toda la iconografía circense que podamos imaginar tan presente en la poesía ultraísta y, evidentemente, en la obra del gran maestro y gurú de las greguerías, Don Ramón Gómez de la Serna (véase la reseña de J.L.M: Movimiento literario, “La Voz”, Madrid, 9 de enero de 1930). Además de este primer volumen su obra presenta una gran versatilidad de géneros, incluido el teatro. Su bibliografía la integran: Diversidad (Montevideo, 1930); La visión de un andariego (Buenos Aires, 1931), un libro de aforismos (“Caras y Caretas”, Buenos Aires, núm. 1818, 5-VIII-1933) sobre el cual el historiador argentino Enrique de Gandía anotó: “Leí con gran interés “La Visión de un Andariego” porque cada pensamiento es de una indiscutible originalidad. Tiene usted un gran talento de observador y sabe expresar sus pensamientos y observaciones con agudeza y con gracia”; La Mar de cosas. Teatro de Escenas múltiples (Montevideo, 1937) y La novelería de la niñez (Montevideo, 1939). Han permanecido inéditas: Expansiones, Malabarismo Literario, En pos de un ideal y Al Azar del Camino y, al parecer cinco obras teatrales.
 
Escribir y eternizar la obra de Rafael Barradas ocuparon su tiempo. Junto a Carmen, fundó en Montevideo la Galería Particular Rafael Barradas, un centro de arte que acoge exposiciones y actividades culturales diversas en los años treinta. En 1940 impulsa junto a Carmen la revista Andresillo, dirigida básicamente al público infantil como reza la editorial del primer número: «aspiramos a que llegue a la imaginación de los niños y a la de los mayores, también, a esa parte humana y divina que el gran pintor nacional Rafael Barradas dedicó a ellos a través de sus magníficas historietas infantiles». La publicación, además de recuperar las historietas infantiles de Rafael Barradas aparecidas en España en las revistas «Nuevo Mundo», «Papel de Aleluyas», incluye las piezas musicales infantiles compuestas por Carmen, poemas de Antonio y de los más «prestigiosos autores: Julio Herrera y Reissig, Rabindranath Tagore, Ruben Darío, Juan Ramón Jiménez, Carlos Roxlo, Amado Nervo y Federico García Lorca...». Destacamos el número 6 (1941), en donde encontramos el poema León Cautivo de Leopoldo Lugones.

De sus relaciones literarias en España se conserva en la Fundación Federico García Lorca, la tarjeta-invitación que dirigió al poeta en 1932, invitándolo a visitar en Montevideo, la Galería dedicada a Rafael: “En homenaje a sus éxitos en los “Amigos del Arte” de la capital argentina, me complazco [en] saludar a usted e invitarle a la “Galería P.[articular] BARRADAS” donde se celebran exposiciones de este gran artista, mi querido hermano Rafael. Deseo estrecharle en mi abrazo, esa confraternidad que existe en los escritores cuando el huésped que visita merece tal distinción” (Antonio De Ignacios - COA-1045; 1 página manuscrita, al reverso de una tarjeta de propaganda de la Galería).
 
Ha llegado ya, quizás, el momento de que su nombre y algunos poemas integren algún espacio literario en futuros estudios o antologías de poesía uruguaya.
      

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