jueves, 21 de febrero de 2013

Manuel Maples Arce y Guillermo de Torre (1921-1922)[1]

Carlos García (Hamburg)


Una de las peculiaridades del movimiento de vanguardia literaria en castellano de los años veinte fue su internacionalismo. Gran parte en ello tuvo el poeta y escritor español Gui­ller­mo de Torre (1900-1971), de incansable labor periodística y edi­torial, autor de una de las obras capitales sobre el tema: Literaturas europeas de vanguar­dia (1925). 

El contacto de Torre con numerosos autores hispanoamericanos (ar­gen­ti­nos, chilenos, mexicanos, peruanos, uruguayos...) aún no ha sido estu­­diado como lo merecería en vista de que fue decisivo para el surti­mien­to, en ambas már­genes del Atlántico, de publi­ca­ciones de avanzada con material nue­vo, como lo sería más tarde, en el ám­bito edi­torial, su papel en diversas edi­to­riales argen­tinas a par­tir de fina­les de la década del 30.

En el marco de mis investigaciones para la edición de cuatro episto­la­rios de Guillermo de Torre (con Rafael Cansinos Assens, Alfonso Reyes, Juan Ramón Ji­mé­nez y Ramón Gómez de la Serna, entre­tanto aparecidos), accedí en la Biblioteca Nacional (Madrid) a dos mi­sivas remitidas a Torre por el po­lifacético me­­­xicano Manuel Ma­ples Arce (1898-1981), que fuera poeta, político y diplomático. Des­co­nozco el paradero de las cartas que Torre habría remitido a Ma­ples Arce. Conjeturo, por lo demás, que estas dos no son las únicas intercambiadas por los corresponsales. A pesar de que el diálogo es trunco, creo que vale la pena echarle una mirada, pues ayuda a comprender, iluminando el contexto, algún capítulo de la historia literaria.

En la página 80 de su arriba mencionado compendio de 1925, al hacer un repaso de los poetas his­pa­noame­ri­canos que han ace­ptado par­cial­mente, “como punto de partida, los módulos ultraístas”, Torre men­ciona a Maples Arce “en Mé­xi­co con su re­vista y su manifiesto Ac­tual, en el que se percibe, se­gún un crí­tico, más de un eco de mi [manifiesto] Vertical”.[2]
 
Torre reescribió y aumentó su libro para una edición de 1965, que apareció bajo el título Historia de las literaturas de vanguardia. Allí, retomará el tema de la siguiente manera: 
La poesía mexicana en el mapa de América y a diferencia de otras expre­sio­nes artísticas, particularmente la pintura, representa la me­sura, la con­tención. De ahí que los brotes vanguardistas surgidos en la década que nos ocupa tuvieron un carácter de algo ex­­cep­cional y aun contra­corriente. Aludo al estridentismo de Manuel Ma­ples Arce y a su manifiesto Actual: una gran hoja de prosa explosiva donde se mezclan alardes futuristas, mano­tazos de tipo dadaísta, propuesta –al modo ultraísta– de una sínte­sis de todos los mo­vi­mientos de 1920. Las numerosas citas tomadas de los teó­ricos de dichas escuelas, tanto como un “Directorio de Van­guardia” final, con una extensa relación de los nombres, comprue­ban el carácter rap­­só­dico del estridentismo. Al nombre de Maples Arce, en la misma di­rec­­ción, se unen entonces los de Germán List Arzu­bide,[3] Sal­va­dor Gallar­do, Kinta-Niya y Arqueles Vela. Sus posibles ecos que­daron sepul­ta­dos por la generación de la revista Con­tem­po­rá­neos y los primeros li­bros de Jaime Torres Bodet, Xavier Vi­llau­rru­tia, Sal­vador Novo, Carlos Pellicer...
Pero también en el intervalo se ocupó Torre del tema, sin alcanzar a com­prender su mé­dula. De hecho, la recepción española del Estridentismo fue casi pós­tuma, posterior, en todo caso, al momento de mayor ebullición.[4]

Descontando alguna reseña temprana como la firmada por el ignoto “F.G.” en 1923,[5] la mayor parte de los comentarios sobre Ma­ples Arce y sus compañeros tuvo lugar recién a partir de 1927, en las re­vis­tas ma­dri­leñas La Ga­ceta Literaria (1927-1933) y Revista de Occi­dente (a partir de 1924), re­­­­vistas en las cuales Torre jugó un pa­pel pre­pon­derante: fue se­cre­­­tario de redacción de la primera y asi­duo cola­bo­rador de la se­gunda.

Será precisamente Torre quien, en un artículo de febrero de 1927 pu­blicado en la “R. de O.” (“Revista de Ortega, como tra­ducen los malévo­los”, dirá jocosa o irónicamente Torre en carta inédita a Bor­­ges del 23-I-26), criticará por ciertas omisiones la antología Ín­dice de la nueva poesía ame­­ricana del peruano Alberto Hidalgo (1926; con prólogo del mismo Hidal­go, del chi­le­no Vi­cente Huidobro y el argentino Jorge Luis Bor­ges), pero salu­dará la inclusión en ella de dos mexicanos: 
Aquí están dos represen­tan­tes de lo que hace pocos años fue pasajera es­cuela estridentista: Ma­nuel Maples Arce y List Arzubide.
Torre enrostra allí al Estridentismo haber sido pasajero, como si esa no fuera precisamente una de las características de cualquier grupo de avan­zada, incluido el Ultraísmo que él representara. 

Maples Arce, por su parte, hizo de ello programa, como revela ya el nombre de su hoja Actual y algunos textos suyos que retoman en passant el lugar común dadaísta acerca de que la verdadera obra de arte moderna apenas “dura” unas horas.

Por lo demás, y si bien es cierto que a más tardar hacia 1927 se ope­­­ra una trans­mutación en el cam­po literario mexicano, que de­vendrá en fa­vor del grupo “Con­temporáneos” y en desmedro del Estriden­tismo, también lo es que un viraje aná­lo­go, de “re­tor­no al orden”, estaba ocurriendo en varios paí­ses europeos, in­cluida Es­paña. Tanto la tem­prana muerte del Ultra­ísmo español co­mo el mis­mo manual de Torre son buen ejemplo de ello, como tam­bién lo es el recurso a Gón­gora y gran parte de la poesía y la lite­ratura de la llamada “Ge­ne­ración del 27” española.[6] 

La suerte del Estridentismo es paradójica: se lo caracteriza a me­nudo como derivado del futurismo de Marinetti, como una variante local del ultraísmo, como un intento dadaizante – todo ello sin com­prender que fue el intento sui generis de realizar algo equi­valente a lo que se hacía en Europa, pero ante un telón distinto, y que ello basta para establecer diferencias radicales, ya que toda van­guardia es, en primera instancia, un intento de superar el en­torno inme­diato. 

(Lo mismo se aplica, por supuesto, a otros grupos de la paradójica van­­guardia hispanoamericana, con sus criollismos, negrismos e in­digenismos, impen­sables en Europa, cri­sol de vanguardias comme il faut. Maples, por su parte, no formó parte de los movimientos literarios que pre­conizaban una recuperación del elemento indígena; sus poemas son y quieren ser modernos. Es obvia, también, la preo­­cupación de Maples por lo moderno en general, tanto en la ar­quitectura como en el arte y hasta en la política, en la que participó activamente.)

Pero hacia fines de 1921, cuando comienza el breve epistolario aquí re­pro­du­cido, la suerte del Estridentismo no estaba aún echa­da, como tam­poco la de los movimientos de vanguardia en España: el ul­traísmo (del cual Torre fuese uno de los más fervientes sos­te­ne­­do­res) y el creacionismo de cuño huidobriano. 

Desde agosto de 1920, Torre y Vicente Huidobro disputan pú­bli­ca­mente, y se impu­tan uno al otro plagios o igno­ran­cia.[7] Ma­ples Arce, a su vez, ela­bo­raba aún su Actualismo, prede­ce­sor inmediato del Estriden­tis­mo, concretizado en 1922.

Reproduzco a continuación ambas cartas (una, incompleta, de 1921; otra de 1922), a las cuales agrego algunas notas, que ayu­dan a comprenderlas en su contexto. 
1 9 2 1 

[1]
[Carta de MMA a GT, México, 8-XII-21, incompleta, 1 página meca­no­gra­fiada. Ms BNM 22826/75, 1:]

México-VIII-XII-MCMXXI

Manuel Maples Arce.                                                    Sr. Don
Guanajuato 92.                                                              Guillermo de Torre.
México.-D.-F.                                                                 Madrid.

Estimado poeta:
A través de las páginas de Cosmópolis, he seguido su inte­re­sante labor de propaganda y divulgación de las nuevas tendencias lite­ra­rias.[8] Yo, también, como usted, soy un convencido. Por eso, en nom­bre del grupo actualista de México,[9] me permito inferirle una mo­les­tia, que desde luego, creo está fuera de toda censura, por tra­tarse de lo que se trata, y además, por el firme concepto que de usted te­ne­mos, tanto yo, como los que conmigo forman esta van­guar­­dia equilateralmente convencida y eminentemente revolu­cio­na­ria.
[El fragmento de carta conservado en Madrid se inte­rrumpe aquí.]
.....
1 9 2 2
En enero de 1922, Torre respondió la misiva de Maples Arce, apenas recibida; aun­que ignoro el tenor de la solicitud del me­xi­cano, todo parece in­dicar que la respuesta fue positiva.
De la siguiente carta de Maples Arce puede inferirse que Torre le envió direcciones de autores sud­americanos de vanguardia, Borges entre ellos, y alguna obra pro­pia, como su manifiesto “Vertical” (que debía ser el anticipo de un movimiento que Torre intentó fundar, pero que no alcanzó a cuajar; hay huellas de ese proyecto en su co­rrespondencia con Juan Ra­món Jiménez y con Vicente Huidobro; cf. Carlos García 2006a, y Morelli / García 2008).

[2]
[Carta de MMA a GT, México, 6-IV-22, 2 páginas meca­no­grafiadas. Ms BNM 22826/75, 2:]

[Membrete:]
Manuel Maples Arce

Guanajuato 92

México.-D.F.
                                                                                                     México-abril-6-1922
                                                                                                     Sr. Don
                                                                                                     Guillermo de Torre
                                                                                                     Madrid.
Estimado amigo y poeta:
He leído su muy atenta del 21 de enero. Gracias.
Desde luego aprovecho la[s] direcciones que ha tenido usted la fi­neza de enviarme, comunicándome con Borges, en Buenos-Aires, y es­cri­­bien­do al director de la revista Ultra de Santiago de Chile,[10] a quie­nes, atendiendo la sugestión que usted me hace, invito para fun­dar un comité directivo de propaganda insurreccional en cada una de las re­públicas Centro y Sud-Americanas. Además, escribo a José Juan Ta­blada en New-York, con el mismo objeto. Tal vez se encuen­tre en posibilidad de ayudarnos, dadas las es­pléndidas rela­cio­nes con que cuenta en la América Latina. Vive en 158-West-154-Street. Le ad­junto su dirección por si pudiera serle útil.[11]
Sé, en el Ecuador, hay una revista de nueva estética: Singulus.[12] Si es que tiene usted su dirección le encarezco no deje de en­viár­mela.
De su manifiesto VERTICAL,[13] ya me ocuparé en un estudio sobre el movimiento ultraísta que insertaré al margen de una antología que tengo en preparación, con perspectiva de terminar tan pronto sean en mi poder algunos pedidos que espero de un momento a otro.[14]
Supongo habrá recibido con toda oportunidad los ejemplares de nues­tra hoja vanguardista Actual,[15] relativos al primer número, en el que inserto una proclama subversiva a los poetas, pintores y es­cul­tores mexicanos de la nueva generación, y en la que aludo a usted, Can­sinos Assens, Lasso de la Vega y algunos otros del gru­po. Esto ha levantado ámpula. Hay inquietud entre las filas reac­cio­na­rias. Ca­si todo el mundo ha puesto el grito en el cielo. Sin em­bar­go, algunos periódicos, tanto de la Capital, como de los Estados, se han ocupado de nosotros en crónicas impresionistas y notas re­la­ti­vas, y no por cierto desfavorablemente. En Revista de Revistas, se me de­­­dica una crónica, y aunque su autor, José D. Frías,[16] era en prin­ci­pio uno de los más entusiastas, interpretando mis con­cep­tos de un mo­do fatalmente equivocado, asume una actitud que es toda una de­fección y toda una excusa. Reconoce la necesidad que se hacía sentir en nuestro medio [de] un movimiento como el ini­cia­do por mí, aquí, en México, dando una sacudida vita­lista a nuestras ju­ven­tu­des roncadoras, pero califica de “pro­yectil ingenuo” nuestra pri­mera hoja insurrectiva. Espero [que] dentro de poco tiempo, tanto él, como al­gunos otros señores, /2/ hayan cam­biado radicalmente de opi­nión.
En cuanto al directorio de vanguardia que incluyo finalmente, a no dudarlo es defectuoso, pues quizás ex[c]eden algunos de los nom­bres que en él figuran, y en cambio, faltan muchos de los que de­bie­ran estar, cosa que sólo se debe a la imprecisión y escasos da­tos con que contaba en aquellos momentos. Sin embargo, no de­ja­ré pasar por alto este error que me propongo enmendar en número subsecuente, y excúseme de ello una intención generosa.[17]
La forma humilde en que nos hemos visto obligados a iniciar nues­tra labor le habrá advertido a usted las dificultades que existen para dar con elementos que pudieran ayudarnos, en el sentido que fuera de desear. Sin embargo, créame, tengo positivo interés en poder su­­­­­ministrar a usted datos favorables, por lo que respecta al asunto que usted me anota en el último párrafo de su carta, por más que, por ahora, me parece imposible, cosa que me apena hondamente, pues estoy animado de los mejores deseos hacia usted.
Fraternalmente lo abraza
Manuel Maples Arce.
.....

Ignoro a qué alude Maples Arce al final de su carta, pero imagino que Torre habrá deseado establecer una red de contactos con au­tores y publicaciones hemerográficas, según era su costumbre.

Como fuere, uno de los resultados indirectos del aquí reproducido inter­cambio fue la aparición de un poema de Maples Arce titulado “A veces con la tarde”, de Andamios interiores, en la segunda re­vista dirigida por el joven Borges en Buenos Aires: Proa 1, Buenos Aires, agosto de 1922. (La relación Torre y Borges está también, quizás, tras la in­clu­sión, en el mismo nú­mero de la revista, del poema “El gato”, de otro me­xicano: Raúl Carrancá y Trujillo, poeta y traductor[18] que viviera un tiempo en Madrid, donde casó con una hermana de los poetas ul­tra­ístas Humberto Rivas y José Rivas-Panedas –hijos a su vez del es­­­critor mexicano José Pablo Rivas–[19] que pertenecieran a la re­dac­­ción de la revista madrileña Ultra. Ca­rrancá y Trujillo sería lue­go, ya en Mé­xico, un pres­­tigioso juris­con­sulto especializado en de­re­cho pe­nal.)

Ya antes de esas publicaciones, hacia febrero-marzo de 1922, y gra­­cias a los datos que le sumi­nistra Torre, Maples Arce escribe a Borges una carta, que no pa­rece haberse conservado.[20] Su exis­ten­cia se des­pren­de de la men­ción que de ella hace Borges en misiva iné­dita a Torre del 1 de mayo de 1922:
Ya conocía yo la fuga de Yépez-Alvear y de su compinche Nazaré a las Is­las Galápagos. ¡Qué apoteosis más inesperada, después de tan­tos mem­­­­­­bretes, pros­pectos y estridencias! Maples asimismo me envió su hoja Actual y una carta muy esperanzada en los pro­yec­tos de Yépez. Actual, como dices, es un calco, pero con todo, y pese a la idiotez del retrato ese con la flor en el ojal[21] –imitando qui­zá a esos folletitos que proclaman es­pe­­cíficos y que traen la con­vincente efigie del doctor– me pa­rece que ese Maples Arce vale algo. Un poema que lei de él en Cosmópolis me gustó, aunque muy in­fluenciado por Lugones.
Borges alude a “Esas rosas eléctri­cas”: Cos­mópolis 34, Madrid, oc­tubre de 1921, 205-206 (“Poetas hispano-americanos”). El texto fue precedido por dos poemas de Torre, bajo la misma rúbrica: “‘Torre Eiffel” y “Arco Iris”, en páginas 200-205. En el mismo nú­mero pu­blicó Borges el ensayo “Crítica del pai­saje”.

Tanto Yépez Alvear como Jacobo Nazaré, por su parte, pertenecían a la van­guar­dia chilena (el primero colaboró en Prisma 1, Buenos Aires, no­viem­bre de 1921; el segundo en Proa 1, Buenos Aires, agosto de 1922; en Chile, co­la­boró en Dínamo, 1925), y habían pla­nea­do sacar una revista a llamarse Vórtice, que no llegó a concre­tarse.[22]

Ambos figurarían poco después, junto con Maples Arce, Borges, Torre y los chile­nos Vi­cente Huidobro, Jac­ques Edwards, Salvador Reyes, Julio Wal­ton (también colaborador de Cosmópolis; cf. nú­me­ro 31, de julio de 1921) y algu­nos otros, como adherentes al ma­ni­fiesto “Rosa náu­tica”: An­tena. Hoja Van­guar­dista, Tour Eiffel, Val­pa­­raíso, Chile, marzo-mayo de 1922 (cf. Saúl Yukievich: “Rosa náu­tica, un manifiesto del movi­miento de vanguardia chileno”: Bul­letin de la Fa­culté des Lettres de Stras­bourg 7, abril de 1968; Schwartz 1991, 95-97; Verani 1995, 240-242).

Ya en julio de 1922, Maples Arce había proclamado desde el tercer número de Actual: “Han aceptado la corresponsalía de Actual, en Madrid: Guillermo de Torre; en Buenos Aires: Jorge Luis Borges.”

En otra carta inédita de Borges, remitida a Torre el 20 de noviembre de 1922, el ar­gentino inquiere: “¿Qué te parecen los An­da­mios In­te­riores de Ma­ples Arce?” 

Borges mismo dio su respuesta poco después, mediante una elo­gio­­sa re­se­­ña: “Ma­nuel Ma­­ples Arce. Andamios interiores. México, 1922”, in­cluída en la sección “B­i­blio­grafía” de Proa 2, Buenos Aires, diciem­bre de 1922 (el nú­me­ro apa­reció, en realidad, a fines de no­viem­bre), pá­gi­nas 2 y 5.[23]
 
Años después, Borges reprodujo su artí­culo en In­qui­si­ciones (1925), lo cual sugiere que estaba aún com­placido con el pro­pio trabajo, pero también con el libro rese­ña­do:
El libro de Andamios Interiores es un contraste todo él. A un lado el estri­dentismo: un diccionario amotinado, la gramática en fuga, un acopio ve­he­­mente de tranvías, ventiladores, arcos voltaicos y otros cachivaches jadeantes; al otro un corazón conmovido como bandera que acomba el viento fogoso, muchos forzudos versos hélices y una briosa numerosidad de rejuvenecidas metáforas.(...) Generoso de imágenes preclaras, el es­ti­lo de Maples Arce lo es también de adjetivos, cosa que no debemos con­­fundir con el charro despliegue de epítetos gesteros que usan los de la tribu de Rubén.(...) Por su raudal de imágenes, por las muchas maes­trías de su hechura, por el compás de sus versos que sacuden zango­lo­teos de encabritada guitarra, Andamios Interiores resultará como vivísima mues­tra del nuevo modo de escribir.
El contacto entre Borges y Maples Arce continuó, cuando menos, hasta 1923, año en que aparece un poema de Borges (“Ciudad”, recogido en Fervor de Bue­nos Aires, 1923) en una revista mexicana muy difícil de en­con­trar, dirigida por Maples Arce y Fermín Revuel­tas: Irradiador. Re­vista de vanguardia. De ella apa­­recieron tres nú­meros de sep­tiembre a noviembre de 1923. Véase ahora la Edi­ción facsimilar. Pre­sentación de Evodio Escalante y Serge Fau­che­reau. Itzapalapa, México: Uni­ver­sidad Autónoma Metropolitana, 2012 (cf. mi reseña en [www.alvarosarco.blog­spot.com], Lima, 9-II-2013).

El poema de Borges, aparecido en el primer número de la revista de Maples, fue analizado por Rose Corral en dos tra­bajos: “Un poe­ma de Borges en la revista estridentista Irradiador (1923)”: His­pa­mé­rica XXXV.104, Gaithersburg, agosto de 2006, 63-68; “Jorge Luis Borges en la revista estridentista Irradiador (1923)”: Boletín Edi­torial de El Colegio de México 123, México D.F., septiembre-oc­tubre de 2006, 3-5. Tras un análisis de las variantes, Corral llega a la conclusión de que la versión de Irradiador es anterior a la de Fervor de Buenos Aires

(Adviértase que el poemario de Borges apa­reció hacia julio de 1923. Para todo lo relacionado con la publi­ca­ción del volumen véa­se el cap. I de mi libro El joven Borges, poeta, 1923-1929. Bue­nos Aires: Co­rregidor, 2000.)

Por lo demás, y como relata Escalante en su trabajo de 2003, du­rante un encuentro que mantuvo con Borges en México, éste recitó de memoria fragmentos de “Suave Patria” de López Velarde[24] y el comienzo de un poema de Maples Arce: “Yo soy un punto muerto en medio de la hora,/ equidistante al grito náufrago de una estrella.” 

Ese poema había figurado, en primer lugar y sin título, en la selec­ción que el peruano Alberto Hidalgo hiciera de poemas de Maples Arce para su Índice de la nueva poesía americana, que apareció en Buenos Aires en 1926, con prólogos de Hidalgo, Vicente Huidobro y Borges (éste, a su vez, menciona al “compañero Maples” en su pró­logo al libro).[25] El poema no era otro que “Prisma”, que confor­ma­ba por sí solo la primera sección (“Ex-Libris”) del segundo libro de Ma­ples Arce: Andamios interiores (1922).

El pequeño volumen traía, además de un epígrafe de Oscar Wilde y una dedicatoria, diez poemas. La se­gunda sec­ción, llamada “Flores aritméticas, incluía “Esas rosas eléc­tricas” (el texto publicado en Cosmópolis y en el Índice de Hi­dal­go), “Todo en un plano oblicuo” y “A veces, con la tarde”. La sec­ción “Voces amarillas” traía “Y nada de hojas secas”, “En la do­len­cia estática” (*) y “Por las ho­ras de cuento”. La última sección (“Per­fu­mes apagados”) estaba com­­pues­ta por “Al margen de la llu­via”, “Como una gotera” y “Tras los adio­ses últimos” (*).[26]

Según me recuerda Pilar García-Sedas (Barcelona), por otro lado, Maples Arce aludirá en sus memorias a los tempranos contactos es­­­pañoles (Sobe­rana juventud. Madrid: Plenitud, 1967, 124):
Con la publi­cación de mi poema “Esas rosas eléctricas”, en la revista Cos­mó­­polis, que diri­gía Gómez Ca­rri­llo, en Madrid, me rela­cioné con otros es­critores europeos. Gui­llermo de Torre me envió su manifiesto Vertical y Humberto Ri­vas su revista Ultra, que hacía en unión de otros escritores jóvenes: Pedro Garfias, Gerardo Diego, Rivas Panedas, Adriano del Valle, etc.
Esos contactos se traducirán de un modo u otro en la pu­bli­cación de una antología de poetas ultraístas españoles en Actual 3, Mé­xico, julio de 1922: 

Isaac del Vando Villar: “El cordón de la vida”;[27] Joaquín de la Es­co­sura: “Otoñal”;[28] Iwan Goll: “Fin del mundo cotidiano” (trad. de Gui­llermo de Torre); Lucía Sánchez Saornil: “Cines”;[29] Humberto Ri­vas: “Ce­niza”;[30] J. Rivas Panedas: “Horas”;[31] Guillermo Apolli­naire: “Muta­ción" (trad. de José de Ciria y Escalante).[32]

Por estas fechas, Torre trabajaba en la elaboración de una anto­lo­gía crítica y comentada de la poesía francesa. Había publicado una traducción de Goll en Tableros 3 (Madrid, 15-I-22), y reseñaría su libro Paris brennt (París arde) en el mismo número.

Considero plausible postular que la antología de poetas españoles aparecida en Actual fuera seleccionada por Torre, o por Maples Arce en diálogo con Torre. 

La revista Tableros pertenecía a Isaac del Vando-Villar (an­tiguo di­rector de Grecia). Los demás poe­tas se­leccionados eran afectos a Torre, como Joaquín de la Es­co­sura,[33] u ocupaban un lugar pro­mi­nente en el campo publicístico ma­dri­leño: los hermanos Rivas eran directores de Ultra, y Ciria y Escalante ha­bía dirigido Reflector, re­vista de la cual sólo apareció un número en diciembre de 1920 (aunque se planeaban más) y de la que Torre había sido se­cre­tario.

Menos explicable es la inclusión de Lucía Sánchez Saornil, cuya producción no desentonaba cualitativamente con la de sus colegas masculinos, pero quien nunca ocupó algún puesto en la jerarquía visible de los Ultraístas. Nota­ble­mente, Torre la incluirá también en una antología posterior (1925; al respecto, cf. mi ensayo “Guillermo de Torre y Evar Mén­dez”, en prensa). Qui­zás fue­ra amiga de su no­via, Norah Borges:[34] tanto Sán­chez Saornil como Jorge Luis Borges publicaron en la revista se­villana Gran Guignol, a comien­zos de 1920. Sán­chez Saornil cola­boró en varios ór­ganos co­munes con Torre, cuando menos hasta 1925, en Plural, revista madrileña dirigida nominalente por César A. Comet, pero que estaba bajo la égida de Torre, quien redactó la delcaración de principios impresa sin firma en el primer número.

Como fuere, la última huella que encuentro de una relación entre Maples Arce y Borges procede del “Diorama estridentista” del 10 de enero de 1924, donde se reproduce otro poema de Borges: “Forja­dura”, en versión ligeramente distinta a la publicada a media­dos de 1923 en Fervor de Buenos Aires.[35]

A pesar del favorable y prometedor comienzo, la relación entre Ma­ples Arce, Torre y Borges no parece haber prosperado. No en­cuen­tro, en todo caso, ningún otro dato que permita postular contactos literarios posteriores, si se descuentan anécdotas que relatan en­cuentros tardíos en ocasión de visitas que Borges hiciera en Mé­xico.

Como recuerda Evodio Escalante en su ensayo introductorio a la reedición facsimilar de Irradiador, Borges menciona a Maples Arce en el prólogo que compusiera para la antología de Alberto Hidalgo titulada Índice de la nueva poesía americana (1926): “En Andamios interiores de Maple encuentro igual uos versos que lauden a la ga­solina, aunque dentro de un contexto harto más nebuloso y sofisti­cado: ‘Se ladea una sonrisa/ mientras que la blancura en éxtasis de frasco/ se envuelve en una llama d’Orsay de gasolina”.

Interesa mencionar, para finalizar, que Macedonio Fernández, maes­­tro y amigo de Borges, relatará dece­nios más tarde lo si­guien­te al para­gua­yo Natalicio González (carta sin fecha, pero de hacia 1951, según permite inferir su contenido; Obras Com­pletas II, Epis­tolario. Buenos Aires: Corregidor, 1976, 72):
Yo tuve relaciones epistolares con mejicanos, me parece que con Eze­quiel Chávez, que ha traducido a Stuart Mill, con Maples Arce (de Ve­racruz), que no me contestaron, y con el gentilísimo y gran experto en Arte Alfonso Reyes, que gratamente traté aquí.[36]
Ese conato de relación epistolar entre Macedonio y Maples debe ha­ber surgido también por intermedio del joven Borges.

 

(Hamburg, enero de 2006 / febrero de 2013)

 




Bibliografía

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.....


[1] Versiones previas de este trabajo aparecieron en tres ocasiones: a) bajo el título “Ma­nuel Maples Arce: Correspondencia con Guillermo de Torre, 1921-1922” en Re­vista Literatura Mexicana XV.1, México, octubre de 2004, 151-162 [aquí con una dis­po­si­ción del texto que no procede de mi pluma]; b) bajo el título “Estridencias y ultraísmos: Cartas de Manuel Maples Arce a Guillermo de Torre, 1921-1922” en El ma­quinista de la generación 9, Málaga, febrero de 2005, 59-63 [aquí, por error, sin la Bi­bliografía], c) y como Anexo en Carlos García: Las letras y la amis­tad. Corres­pon­dencia Alfonso Reyes / Guillermo de Torre, 1920-1958. Valencia: Pre-Tex­­tos, 2005, 247-255. La pre­sente versión carece de las diversas erratas de las edi­cio­nes previas. Ade­­más, ha sido actualizada y aumentada en enero de 2006 y en febrero de 2013.

[2] En su ansiosa búsqueda de influencias, Torre decretará, tras citar un verso de An­da­mios interiores en su Lite­ra­­­tu­ras europeas de vanguardia (1925, 118), la del po­eta uru­gua­yo Julio He­rrera y Reissig (1873-1910) so­bre Ma­ples Ar­ce. Por lo demás, Torre es a mediados de la década ya casi el único que utiliza el ultraísmo como vara para medir realizaciones literarias.

[3] Este escribiría dos libros sobre el Estridentismo (cf. Bibliografía).

[4] Cf. Escalante (1994) y Corella Lacasa (1998).

[5] F. G. (?): “Manuel Maples Arce. Andamios interiores, poesía”: España IX.359, Ma­drid, 3-III-23.

[6] Para una visión general del trasfondo, véase Corella Lacasa (1998).

[7] Al respecto, cf. mi artículo “La polémica Huidobro-Torre a la luz de correspondencias inéditas (Can­sinos, Vando-Villar, Reyes, Ramón)”: Gabriele Morelli / Margherita Ber­nard, eds.: Nel segno di Picasso. Linguaggio della modernià: dal mito di Guernica agli epistolari dell’Avanguardia spagnola. Atti del Con­gresso Internazionale, 16-17 aprile 2004, Università degli Studi di Ber­gamo. Milán: Viennepierre, 2005, 121-141 (una versión más amplia en mi edición de la Correspondencia Alfonso Reyes-Vicente Hui­dobro, 1914-1928. México: El Colegio Nacional, 2005, 66-90, Apéndice 2). Aunque el texto merece una puesta al día en detalles menores, creo que sus tesis básicas siguen siendo vá­lidas.

[8] Cosmópolis: Revista madrileña fundada en enero de 1919 por el escritor guatemalteco En­rique Gó­mez Carrillo (1873-1927). En contra de lo que a menudo se asegura, no se tra­taba de una revista de vanguardia. Sin embargo, Gómez Carrillo encargó a Torre co­mentar las novedades literarias. Torre publicó allí, a partir de 1919, la columna “Li­­­­­te­ra­turas novísimas”; desde agosto de 1920, estuvo a cargo de la sec­ción de crí­ti­ca li­teraria (cf. Grecia 48, Madrid, 1-IX-20, 16); fue secretario de redacción desde el nú­mero 30 (junio de 1921) hasta el último. Véase en la Bibliografía la lista de contribuciones de Torre a Cosmópolis en los años 1920-1921, números presumiblemente leídos por Ma­ples Ar­ce.

[9] Más que un grupo debe verse aquí una iniciativa particular, concretada por estos días en el primer manifiesto “Actual”, donde resalta una gran foto de Maples Arce.

[10] El arriba mencionado Jacobo Nazaré. La planeada revista no parece haberse con­cre­ta­do.

[11] José Juan Tablada (1871-1945): uno de los más importantes poetas mexicanos de la épo­­ca. Por estas fechas, Tablada publicaría El jarro de flores. Disociaciones líricas. New York: Escritores sindicados, 1922. Tablada gozaba del aprecio de los autores jó­ve­nes; Maples Arce publicó algún texto suyo en Irradiador. Revista de vanguardia (1923).

[12] Singulus fue publicada en 1921 en Guayaquil, bajo la dirección de Rubén Irigoyen y Hugo Mayo (quien también publicó a menudo en revistas españolas).

[13] Apareció como separata del número 50 y último de la revista madrileña Gre­cia (Ma­drid, diciembre de 1920).

[14] La planeada antología ultraísta no apareció en forma de libro, pero en cierto sentido lo hizo en dos entregas: por un lado en Actual 3 (julio de 1922), y por otro, en los “Dioramas estridentistas” que Maples Arce publicó en enero de 1924 en El Uni­ver­sal Ilustrado (México), y que he visto gracias a Carla Zurián (México, D.F.).

[15] Cf. el texto del manifiesto, que apareció sin fecha hacia fines de 1921, en Schneider 1985, 41-48; Verani 1986, 14; Schwartz 1991, 162-169; Bo­net 1996, 166-167 (re­pro­duc­ción facsi­milar). En el manifiesto, Maples Arce menciona tres veces a To­­rre: al co­mienzo: “Iluminaciones subversivas de René Dunan, F.T. Ma­rinetti, Gui­ller­mo de Torre, Lasso de la Vega, Salvat-Papasseit, etcétera [...]”; en el apar­tado III: “como va­lien­temente afirma mi hermano espiritual Guillermo de Torre, en su mani­fiesto yoísta leído en la pri­mera explosión ultraica de Parisiana...” (“La Pari­siana" es el nombre de un local ma­dri­­leño donde tuvo lugar una controvertida velada ultraísta; cf. Torre: “Ultra-Manifiestos: Estética del yoísmo ultraísta. Leído en La Pari­sia­na, Ma­drid, 28-I-21”: Cosmópolis 29, Madrid, mayo de 1921, 51-61, y comen­ta­rio al res­­­pecto en Ultra 2, Ma­drid, 10-II-21; uno adverso: M. A. Bedoya: “Del Madrid funambulesco. En plena apo­­teo­sis del disparate. Los ultra­ís­tas dieron anoche una función de gala”: La Voz, Ma­drid, 29-I-21, 2); y en el “Di­rectorio de Vanguardia” al final del ma­ni­fiesto.

[16] Poeta mexicano, colaborador de El Universal Ilustrado. Semanario artístico po­pu­lar, autor de Versos escogidos; Los días vagabundos y otros ritmos (reeditado en 1998), tra­ductor de Paul Valéry, mencionado en el “Directorio” de Actual. Como corres­pon­sal en Fran­cia del periódico mexicano El Universal, remitió numerosos artículos sobre la Primera Guerra Mundial (Crónicas de un corresponsal mexicano en la primera gue­rra mundial. México, D.F.: Departamento del Distrito Federal, 1983). Falleció en 1936. Luis Cardoza y Aragón le dedica un capítulo en su Apolo y Coatlícue. Ensayos Me­xi­canos de Espina y Flor. Guatemala: Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos, 2002. A poco de aparecido el manifiesto “Actual”, Frías lo comenta escéptico en Revista de Revistas, México, 8-I-22 (“Un manifiesto literario”). A pesar de su actitud crítica ante el movimiento, Frías visitó con frecuencia el “Café de Nadie”, que sería traducido a la lite­ratura por Arqueles Vela (Xalapa, Veracruz: Ediciones de Horizonte, 1926; reedi­ción: México: Conaculta, 1990).

[17] El Manifiesto mural estridentista menciona bajo el sub­título “Directorio de Van­guar­dia” a Jorge Luis Borges, Norah Borges, Guillermo de Torre, Rafael Cansinos Assens, José Rivas Panedas y muchos otros. Esa lista surgió seguramente sin la venia de los au­to­­­­res men­cio­nados. Es, en parte, fan­tás­tica, en el sen­tido de que Maples Arce reunió sim­­­­plemente los nombres de co­la­bo­radores de re­vis­tas europeas que lo impre­sio­naran fa­­vora­ble­mente por su moder­ni­dad, y no de autores que él conociera de primera mano. Todo parece indicar que Maples Arce sacó sus nombres de Cos­mó­polis, Grecia, Ultra y alguna otra publicación española. Un ejemplo: Rafael Can­sinos Assens pu­blicó en Gre­cia nume­ro­sas prosas, y algunos poemas, pero estos últimos sólo bajo el seu­dónimo “Juan Las”. Maples cita en su lista tanto a Cansinos como a Las, sin advertir que se tra­ta de la misma persona (un “secreto” muy voceado en Madrid). Más aún: las men­cio­nes del argentino Bartolomé Galíndez y de Valle Inclán –quienes no estaban en la línea ul­traísta y apenas figuran en la revista– sólo se explican porque en los últi­mos nú­meros de Grecia (1920) aparecieron sendos textos suyos; algo si­milar ocurre con Salvat-Papas­seit: escribía en catalán, y no perte­necía al ultraísmo; pero apareció un texto suyo en Gre­cia... (Sin embargo, en la literatura crítica sobre el Estridentismo se ha llamado la aten­ción sobre un poema de Valle-Inclán que podría haber influido en el nombre de la escuela: “Clave XVIII” de La pipa de Kif, 1919, cuyo segundo cuarteto reza: “Cubista, fu­turista y estridente,/ por el caos febril de la modorra/ vuela la sensación, que al fin se borra/ verde mosca, zumbándome en la frente.” Cf. F. X. Mora Contreras, El ruido de las nueces. List Arzubide y el estridentismo mexicano. Alicante: Universidad de Ali­cante, 1999, 39-40) Por lo demás, la lista contiene nu­me­ro­sos errores de imprenta: llama “Hey­ni­che” y “Klem” a quienes, en realidad, se llamaban (Kurt) “Heynicke” y (Wil­helm) “Klemm” (poetas expresionistas alemanes); “Kurk Scchwiters” a “Kurt Schwit­ters” (poe­ta dadaísta alemán), etc.

[18] Carrancá y Trujillo colaboró en la revista madrileña Horizonte. Acerca de su labor como traductor, véase por ejemplo, un anuncio de Editorial América en Plural 1, Ma­drid, enero de 1925: Chejov (Antón): Un crimen. (Novela). Con un estudio crítico de Chejov por André Beaunier. Traducción de Raúl Carrancá y Trujillo.

[19] Acerca de su espectacular muerte en 1919, véase Rafael Cansinos Assens: La novela de un literato, II. Madrid: Alianza, 1995, 341-342.

[20] Según Carla Zurián (2010, 164) Maples Arce podría haber leído tempranamente el ensayo de Borges titulado “Ultraísmo”: Nosotros, Buenos Aires, diciembre de 1921, pero no hallo pruebas que refrenden ese aserto.

[21] Reproducida en Verani 1986, 14, y, en color, en Bonet 1996, 166.

[22] Véase en Pablo Rocca: “Las orillas del ultraísmo”: Hispamérica 92, Maryland, agos­to de 2002, una carta de Jacobo Nazaré al uruguayo Ildefonso Pereda Valdés, con men­ción de la planeada revista Vórtice (la carta, que carece de fecha, debe ser de co­mien­zos de 1922). Torre, por su parte, mantuvo una breve correspondencia con Yépez Alvear, cuya edición preparo.

[23] Sobre el libro de Maples, cf. Gor­don (1994).

[24] Según se desprende de la correspondencia entre Bioy Casares y Alfonso Reyes, in­cluida en mi libro Discreta efusión. Alfonso Reyes / Jorge Luis Borges. Epistolario (1923-1959) y cró­nica de una amistad. Ma­drid / Frankfurt am Main: Iberoame­ricana / Vervuert, 2010, Borges y Bioy consideraron hacia 1938 la posibilidad de publicar ese libro en la edi­torial Destiempo. Ignoro por qué el plan no se concretó.

[25] Sobre ese volumen, véanse los siguientes trabajos: Carlos García: “El Ín­dice de Hi­dalgo (1926)” y Evodio Escalante: “La heteróclita van­guardia mexicana”: ambos en Álvaro Sarco, ed.: Al­berto Hidalgo, el genio del desprecio. Lima: Talleres tipo­grá­ficos, 2006.

[26] Los poemas marcados con asterisco fueron recogidos en el Índice de Hidalgo. Ade­más, los cantos 3 y 4 de Urbe (1924).

[27] Apareció en Grecia 45, Madrid, julio de 1920.

[28] Apareció en Ultra 5, 17 de marzo de 1921.

[29] Apareció en Ultra 3, Madrid, febrero de 1921; cf. Lucía Sánchez Saornil: Poesía. Ed. de Rosa María Martín Casamitjana. Valencia: Pre-Textos / IVAM, 1996, 98.

[30] Apareció en Ultra 9, 30 de abril de 1921.

[31] Apareció en Ultra 3, 20 de febrero de 1921.

[32] Apareció en Ultra 5, 17 de marzo de 1921.

[33] Véase su desmesurado panegírico de Torre en C. García 2004, Apéndice XI.

[34] Norah Borges publicó “Maternidad. Dedicado a Lu­cía Sán­chez Saornil”: Grecia 50, Ma­drid, 1-XI-20; Lucía de Sán­chez Saornil le retribuyó con un poema firmado con el anagrama Luciano de San-Saor: “Ca­mi­nos de arco-iris (A Norah Bor­ges, por una deuda anti­gua)”: Ultra 4, Madrid, 1-III-21.
[35] Me ocuparé de ambos poemas publicados por Borges en Irradiador y en el primer “Diorama estridentista” en otro trabajo.

[36] Publiqué una edición comentada de la correspondencia mantenida por Macedonio y don Alfonso en: Discreta efusión. Alfonso Reyes / Jorge Luis Borges. Epistolario (1923-1959) y cró­nica de una amistad. Ma­drid / Frankfurt am Main: Iberoame­ricana / Ver­vuert, 2010. Hay una edición mexicana del mismo libro: El Colegio de México, 2010.